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Letras

La «Enciclopedia Álvarez», de don José. In Memoriam

Francisco Alonso

La infancia es ese periodo especial de la vida donde nos abrimos al mundo y todo está lleno de información, experiencias, sorpresas, en una palabra, de conocimiento. Con cuanto agrado recordamos esas primeras experiencias que formaron parte de nuestro ambiente escolar, esa puerta al conocimiento que cimentó nuestro edificio del saber. Y recordamos a ese maestro o maestra entrañable que enseñaba contando historias inolvidables, o esos dibujos que animaban las paredes de nuestras primeras aulas, o nuestros cuadernos, y, sobre todo, junto a todo, esos entrañables libros de texto llenos de ilustraciones evocadoras.

Para mí, como para millones de españoles, uno de esos textos recordados de aquellos años de escuela, era la «Enciclopedia Álvarez», debida al maestro, profesor, escritor y pedagogo Antonio Álvarez, que dejó en su paso por el mundo académico y editorial una gran obra y a quien quiero dedicar este artículo cumplido el centenario de su nacimiento, el reciente agosto de 2021.

Don Antonio Álvarez Pérez, zamorano nacido en Ceadea, una pequeña población a 10 kilómetros de Alcañices, parte de la Comarca de Aliste. Lo conocí además por mi padre, que fueron amigos desde niños y a lo largo de sus vidas. Y tuve oportunidad de invitarle al Ateneo de Madrid, como Presidente de la Agrupación de Debates durante los años ochenta, y compartir veladas durante el periodo estival en Alicante, donde pasó la última etapa de su vida y donde murió en el verano de 2003.

En el 80 por ciento de los colegios estudiábamos con esta enciclopedia y se llegaron a vender cerca de 33 millones de ejemplares, cuando España apenas rondaba 30 millones de habitantes. O sea, podemos decir que no había una casa en España que no tuviera este texto.

La idea del autor era crear un buen manual escolar que recogiera de forma ordenada y sistemática todos los epígrafes del plan de estudios vigente, ante la carencia de otro material de apoyo docente. La «Enciclopedia Álvarez» era un trabajo exhaustivo y minucioso, perfectamente documentado e ilustrado, además de contar con resúmenes, ejercicios prácticos, libros para alumnos y textos de apoyo para los docentes.

Leyendo a Eduardo Conolly en las páginas de la Real Academia de Historia (RAH), las autorizaciones del Ministerio de Educación de aquella época y superando la estricta censura del franquismo, se deduce que, de la enciclopedia en sus distintos grados, se habrían vendido en España unos 22 millones de ejemplares, y de todas sus obras, incluyendo la «Enciclopedia», unos 33 o 34. Todo ello sin incluir los miles de ejemplares de las reediciones facsímiles que lleva a cabo la Editorial Edaf desde 1997. El profesor Álvarez compaginaba su trabajo en el aula con la tarea monumental de recoger la información y la concentración de conocimiento. Su obra soportaba perfectamente el plan curricular y los primeros que acudieron a ella fueron los docentes, quienes encontraban un gran apoyo.

Algunas de las otras obras más difundidas de este activo funcionario público son la «Enciclopedia intuitiva, sintética y práctica, Grado elemental, Segundo Grado y Tercer Grado», Zamora, Tipografía Comercial, 1953-1954; «El parvulito», Zamora, Tipografía Comercial, 1955; «Enciclopedia intuitiva, sintética y práctica, Grado de iniciación profesional», Valladolid, Miñón, 1959.

Antonio Álvarez cuidaba todos los detalles, inicialmente el personalmente se encargaba de todo el trabajo ilustrativo, a medida que crecía de magnitud, requirió la dedicación total de su tiempo y se ampliaron las colaboraciones editoriales. Como muchas grandes obras, tuvo dificultades iniciales para encontrar quien la editase, pero con el tesón que lo acompañó siempre, logró sacarla adelante.

En relación con el éxito de su obra, Antonio Álvarez defendió siempre el método usado para su labor de síntesis pluridisciplinar básica: «Los textos de hoy son demasiado prolijos, los niños no los entienden, los padres no saben descifrarlos. Uno sólo sabe lo que recuerda».

  • Francisco Alonso es Presidente de la Liga Española Pro Derechos Humanos, Federación Española Pro Derechos Humanos y Federación Internacional Pro Derechos Humanos de España.