Buscar Iniciar sesión

El Premio Planeta del millón de euros galardona a Carmen Mola y descubre su identidad

Paloma Sánchez Garnica fue la finalista con «Últimos días en Berlín», obra presentada bajo el título ‘Hijos de la ira’ y el seudónimo de Yuri Zhivago
  • Javier Ors

  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

Creada:

Última actualización:

El Premio Planeta se ha convertido en la bomba literaria de este año y en la edición de su 70 aniversario da la campanada al desvelar uno de los mayores secretos que conservaba el mercado editorial: la identidad que hay detrás de Carmen Mola, uno de los fenómenos más grandes de los últimos años. Su aparición supuso una verdadera revolución en la novela negra como no se había visto desde que Stieg Larsson publicó su famosa trilogía de «Millennium».
El autor, que durante estos años se ha mantenido al margen de las promociones, respondiendo a las entrevistas únicamente por «email», ha decidido que ha llegado el momento de desvelar quién es en realidad a los millones de seguidores que tiene en todo el mundo (de momento se ha traducido a más de diez países). Ha dado este paso con una novela que presentó bajo el pseudónimo de Sergio López y el título falso «Ciudad de fuego» y la primera sorpresa es que no es un autor, sino tres. Detrás de Carmen Mola estaban los guionistas Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz. Los tres han trabajado juntos en series como «Hospital central», «La caza» y «Víctor Ros».
El libro por el que han ganado el Premio Planeta se llama «La Bestia», que hace honor a una de las señas de identidad de su obra anterior: la violencia implícita. En esta ocasión el argumento se desarrolla en «una ciudad que se ve asolada por una oleada de crímenes a niñas de las clases más humildes. Un periodista, un policía y una niña intentarán desvelar los secretos de tan abominables asesinatos».
Los Reyes, que asistieron ayer al acto de fallo y entrega del galardón durante una gala en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Mnac), que el jueves se convirtió en noticia al ser el mejor dotado del mundo al conllevar la cuantía de un millón de euros, entregaron la estatuilla a quienes se ocultan bajo el peudónimo de Carmen Mola, hasta esta noche uno de los mayores secretos y misterios del panorama editorial español, con millones de seguidores en todo el mundo.
Identidad
Carmen Mola pertenece a la corta, pero renombrada lista de escritores que han cultivado la literatura desde las orillas del anonimato, el pseudónimo, el retiro o la más prudente discreción. Una serie de autores que han tenido su referente en novelistas de distinto interés y pulso como B. Traven, de rostro desconocido, que ha dado pie a innumerables teorías sobre su identidad, y que ha dejado obras famosas como «El tesoro de Sierra Madre», un éxito que John Houston adaptó a la gran pantalla de la mano de Humphrey Bogart.
Distinto, pero no menos conocido, es Thomas Pynchon, del que se conservan imágenes de su época universitaria o escolar, y que se ha convertido en un autor de culto con novelas ambiciosas y de aliento intenso como «El arco iris de la gravedad» o «Vineland», o el celebérrimo Salinger, del que se conserva un nutrido álbum de fotos, pero que se apartó de la vida pública y optó, en un momento determinado de su carrera, incluso no publicar la obra que iba concluyendo. Aunque lo más exacto sería su coincidencia con Luther Blissett, un seudónimo o alias colectivo detrás del cual se ocultaban varios autores y que popularizó en los novena y alcanzaron cierta fama con obras como “Q”. Más reciente ha sido el fenómeno de Elena Ferrante, una desconocida que irrumpió en el panorama literario con enorme fuerza y con un gran respaldo de la crítica en Italia.
A este último autor precisamente se ha equiparado de manera general a Carmen Mola, que ha impreso al género negro una prosa corta, pero incisiva y dura, y unas escenas marcadas por una violencia seca. Durante años, desde la publicación de «La novia gitana» en 2018 (título que luego ha bautizado a toda una trilogía), sus libros se han convertido en una de las citas ineludibles para los miles de lectores ávidos del género negro.
Desde entonces, la aparición de sus siguientes publicaciones han llegado de manera puntual cada año. «La red púrpura» (2019) y «La nena» (2020) terminaron de apuntar su nombre como uno de los imprescindibles de las letras dedicadas al «thriller».
Lo interesante es que este invierno no va a haber una sola novela de Carmen Mola. Van a juntarse dos: la ganadora del Premio Planeta y otra novela de ella: «Las madres», la continuación de su trilogía o lo que es lo mismo, Elena Blanco IV, que, curiosamente, continuará publicando la editorial Alfaguara y que llegará a las librerías en primavera.
Una de las razones que han acompañado el éxito de estas novelas es la protagonista que ha acuñado: Elena blanco, una mujer que frisa en los cincuenta, pero que tiene un cuerpo de treinta. Es un personaje políticamente incorrecto, que bebe a destajo, preferentemente grappa, que tiene un carácter duro, de persona que ha sido castigada con severidad a lo largo de su vida, goza de un malhumor para enmarcar y arrastra la amargura de los corazones que han sufrido el desamor. Es aficionada al karaoke, al que suele acudir sola (allí va a buscarla de vez en cuando un compañero suyo) y a resolver intrincados casos. Ahora mismo esta terna de narraciones se están convirtiendo ya en un proyecto audiovisual a través de Atresmedia.
Los mismos autores explicaron, en una rueda de prensa posterior a la entrega del galardón, que “decidimos presentarnos al Premio Planeta y si ganábamos, explicaríamos quiénes somos. Si no ganábamos, continuaríamos en el anonimato”. Después coincidieron en señalar que “estábamos hartos de mentir”. Y dijeron que si durante tres novelas nunca se habían explicado entre ellos, “lo que ya es difícil”, comentaron en broma, no lo iban a hacer ahora por el premio. Aunque, bromearon, quedarse con la estatuilla que les habían entregado sería motivo suficiente para hacerlo.
Un viaje a Berlín
La finalista fue Paloma Sánchez Garnica con «Últimos días en Berlín», obra presentada con dos pseudónimos literarios como son «Hijos de la ira» (referencia al célebre poemario de Dámaso Alonso) y Yuri Zhivago (el protagonista de «Doctor Zhivago» de Pasternak).
En esta obra la autora nos narra la historia de un joven que no quiere renunciar a su sueño: poder reencontrarse con su madre y su hermano menor. A ellos tuvo que abandonarlos con la creación de la Unión Soviética y la llegada de Lenin al poder, un régimen que provoca que la familia se divida. Lo que nos propone Sánchez Garnica es un viaje al pasado, a algunos de los momentos más importantes en la historia del siglo pasado.
Licenciada en Derecho y Geografía e Historia, tiene tras de sí una trayectoria en la que ha logrado el aplauso del público y la crítica con títulos como «El gran arcano» (2006), «La brisa de Oriente» (2009), «El alma de las piedras» (2010), «Las tres heridas» (2012) y, sobre todo, «La sonata del silencio», que se llevó a la pequeña pantalla de la mano de TVE. Sánchez Garnica se alzó con el Fernando Lara con «Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido» que, además de lograr cinco ediciones, estuvo disponible en el mercado anglosajón.