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Antonio José Díaz Rodríguez, premio a una Historia desconocida y oculta

El Ministerio de Cultura reconoce la investigación «cuidada y rigurosa» del investigador de la Universidad de Córdoba en «El mercado curial»

Antonio J. Díaz Rodríguez ha logrado el Premio Nacional por su trabajo en «El mercado curial. Bulas y negocios entre Roma y el mundo ibérico en la Edad Moderna»
Antonio J. Díaz Rodríguez ha logrado el Premio Nacional por su trabajo en «El mercado curial. Bulas y negocios entre Roma y el mundo ibérico en la Edad Moderna»FotoLa Razón

Nunca se sabe el momento en el que te va a llamar el ministro para anunciarte que has ganado el Nacional de Historia, así que es probable que jamás se pille a nadie en el sofá mirando el móvil durante toda una mañana mientras cruza los dedos por el reconocimiento, incluidos los 20.000 euros que vienen pegado a él. Y esta vez tampoco fue así, a Antonio José Díaz Rodríguez le llegó la noticia mientras preparaba la oposición para la Universidad de Córdoba. «Estaba terminando un ejercicio», explica a LA RAZÓN. «Y, bueno», continuaba, «también estaba con mi próximo libro, pero no tiene nada que ver con este. Es un salto brutal, va sobre la historia del vino». Así que den por seguro que lo celebrará con un buen caldo, «aunque tendrá que esperar porque me ha pillado constipado. Será un pelín más adelante».

Así, «El mercado curial. Bulas y negocios entre Roma y el mundo ibérico en la Edad Moderna» se convierte en el culpable del futuro brindis y el motivo por el que el Ministerio de Cultura, con Iceta al frente, ha concedido el premio a este doctor en Historia. Los argumentos del fallo del jurado se centran en «una investigación cuidada y rigurosa con un aire poético que arroja luz y nos acerca a una realidad poco estudiada y, en ocasiones, ocultada. Amplía el campo de la ciencia y contextualiza las dinámicas sociales y políticas abordadas, aportando a la historia económica y de las finanzas unos episodios que suscitan el interés de los lectores yendo más allá de lo puramente económico». Al protagonista del día le llamaba la atención lo de «poético»: «No es buscado porque es una historia científica y profesional, pero eso no está reñido con escribir bien. Creo que es un reflejo de ponerle ganas y del placer que me ha supuesto la obra», aseguraba un hombre que es investigador contratado del Programa Juan de la Cierva-Incorporación y que también dirige el Seminario Permanente de Divulgación Histórica «El Archivo del Tiempo» y es subdirector del Laboratorio de Estudios Judeoconversos.

El objeto de estudio de «El mercado curial» es «una faceta de la realidad de nuestro pasado que era completamente ignorada –comenta su autor–, la dimensión mercantil y el espacio de negocio entre Roma y los fieles católicos. Se vendía todo. Responde a la búsqueda de financiación. Se mercantiliza la Gracia pontificia y se posibilitan operaciones fundamentales para el funcionamiento de una sociedad»: dispensas matrimoniales, obtención y compra de cargos, pensiones y beneficios eclesiásticos, bulas para ser dispensados para recibir órdenes sagradas, creación de capellanías, dotación de patronazgos y mayorazgos sobre rentas, iglesias y conventos... «Incluso se usaban para la integración de las minorías judeoconversas. Se utilizaban para la limpieza de sangre», puntualiza Díaz Rodríguez.

Operaciones que movían «cientos de miles de ducados, que hoy serían cifras millonarias, pues tengamos en cuenta que el presupuesto del Estado español de Carlos V es de un millón de ducados. Salían de aquí por el “desaguadero”, que se decía». De esta forma se explica la política constructiva de la Roma del Renacimiento y del Barroco, «que también tiene un reflejo en lo político, pues la monarquía española, sabedora del peso de todo ello, creó un aparato diplomático; además de la aparición de agencias de negocios curiales, técnicos que trabajaron para salvaguardar los derechos de la corona», cierra.