España, la mejor exposición de Luxor y las tumbas por descubrir
Los trece años de trabajos del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto se exponen ahora en el museo junto al Nilo
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La conexión Madrid-Egipto no es imposible ni mucho menos, pero, en pleno siglo XXI, las condiciones climatológicas marcan el camino si de lo que se trata es de esquivar el tarifazo del teléfono. «No me llames por aquí, que el Gobierno egipcio nos tiene capados, mejor por Messenger, va bien, aunque con estos días de tormentas de arena puede que se corte en algún momento», pide Teresa Bedman. Dicho y hecho. Y ahí está ella −la codirectora del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto (IEAE) y del Proyecto visir Amen-Hotep Huy, junto al doctor Francisco Martín-Valentín− al otro lado de la pantalla. Morena, muy morena de piel. «No es para menos, tú piensa que empezamos la excavación el 27 de septiembre y teníamos 47 grados a la sombra», cuenta desde Luxor. Pero eso, sumado a la «extrema humedad», para Bedman es un día más en la oficina. Las condiciones de Egipto, las del desierto, son lo más habitual para la arqueóloga después de toda una vida persiguiendo secretos de faraones y allegados.
Aun así, no deja de sorprenderse con todo lo que vive de primera mano. Lo primero, «el turismo, que hay muchísimo. Diría que como antes de la pandemia»; y, luego, y principalmente, con todo lo que va sacando de unas excavaciones en las que todavía sueña con «encontrar alguna tumba real». Los avances del proyecto los va narrando Bedman paso a paso en el blog del IEAE. Sin embargo, interrumpió la cita a primeros de diciembre, «aunque tengo que retomarlo ya», se ruboriza a pesar de la excusa de peso que le obligó a ello: presentaban en el Museo de Arte del Antiguo Egipto de Luxor lo que, para su director, el doctor Allah H. El Menshaw, es la mejor exposición de todas las que han pasado por allí.
−¿Eso es verdad, o el truco está en que les quiere demasiado?
−No, no es peloteo. Está mal que yo lo diga, pero es que nos ha quedado preciosa. Es un montaje muy interesante y con un gran despliegue.
Detrás de todo ello está el valor de «Los tesoros del visir Amen-Hotep Huy», el nombre de la muestra que permanecerá abierta durante un año: 300 objetos (seleccionados de un total de 10.000) que se adentran en la necrópolis del Asasif (Proyecto visir Amen-Hotep Huy), situada en la orilla occidental de la ciudad de Luxor. Tesoros obtenidos en la citada tumba desde el año 2009 que «han proporcionado importantes descubrimientos», señala la experta, relacionados con el reinado de Amenhotep III y el de su hijo Amenhotep IV, lo que ha permitido elaborar un nuevo estudio de la cronología del final de la dinastía XVIII (hacia 1360 a.C.). «Es una bonita historia de un alto gobernador que se enfrenta al nuevo régimen que estaba surgiendo. Va a la contra de toda una corriente religiosa y no sabemos qué pasa, si muere solo o le ayudan a morir... De una forma u otra, queda como mártir y la gente va a su tumba a rogar, se convierte en un lugar sagrado. Pero los seguidores de la nueva religión le persiguen y tiran las columnas y relieves, lo que ahora estamos restaurando y levantando», resume la arqueóloga.
Así se condensan unos trabajos que han descendido hasta ocho metros bajo tierra para dar con mil metros cuadrados de yacimiento y adentrarse en once tumbas, de las que están abordando ahora la cuarta y la quinta. «Hemos dado con ajuares funerarios de enorme valor. Son de una calidad extrema», como los sarcófagos de una cantora del dios Amón-Re, de finales de la dinastía XX (hacia 1100 a.C.), y del sacerdote Uab, escriba jefe de la Mesa de Ofrendas de Amón-Re, otras de las piezas estrella de la exposición.