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Hasta pronto, Antonio

El barítono Antonio Blancas, fallecido el pasado fin de semana
El barítono Antonio Blancas, fallecido el pasado fin de semanaLa Razón

El barítono madrileño ha fallecido a los 82 años, según informó en un Twitter el Teatro de la Zarzuela, en el que expresa: «Gracias infinitas, Antonio Blancas, por el legado que nos dejas. Por esa intensa humanidad que invariablemente fue tu santo y seña. Por esa voz en la que se concentra toda una época dorada de nuestra lírica. Buen viaje, maestro. DEP». Fue profesor en la Escuela Superior de Canto de Madrid desde 1983 y en 1989 era nombrado director del centro, cargo en el que estuvo durante más de veinte años. La ESCM también comunicó que «lamentamos el fallecimiento de Antonio Blancas Laplaza, gran cantante y docente de varias generaciones de estudiantes como catedrático de canto y director de la Escuela Superior de Canto. Nuestro recuerdo más cariñoso para su familia y amigos. DEP».

Antonio Blancas nació en Madrid el 13 de marzo de 1939 y a los doce años se trasladó a Uruguay, donde estudió canto. En 1960 debutó el como protagonista de «Don Giovanni» en el teatro Solís de Montevideo. En 1963 se casó con la soprano gallega Ángeles Gulín, que vivía también en la ciudad. En 1965 se trasladaron ambos a Europa. Tras vencer en los concursos de canto de Munich y en el Francisco Viñas de Barcelona, fue contratado por la Ópera de Dusseldorf para papeles como Nabuco, Simón Bocanegra y Rigoletto. En 1966 regresó a Madrid para interpretar la mozartiana «Misa de la coronación» con Igor Markevitch y la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española.

Debutó en el Teatro de la Zarzuela en 1970 como Sharpless de «Madama Butterfly», compartiendo cartel con Raina Kabaivanska y Gianni Raimondi. Junto a su esposa cantó «Fernando Cortez» de Spontini en el Teatro de la Fenice de Venecia en 1974. En el año 1981 intervino en el estreno de «El Poeta», de Moreno Torroba, con Plácido Domingo como protagonista, en el Teatro de la Zarzuela. En 1986 participó en el estreno mundial de «Edipo y Yocasta» de Josep Soler. Exhibía un timbre de especial lirismo, un toque especialmente noble y singular, un fraseo claro y una buena técnica. Tras fallecer su esposa, en 2002, compaginó sus actuaciones con la actividad docente como catedrático y director de la Escuela Superior de Canto de Madrid.

Entre su importante catálogo discográfico cabe citar «La del manojo de rosas», junto a Teresa Berganza y bajo la dirección del propio Sorozábal, al igual que «Katiuska»; «Luisa Fernanda» de Moreno Torroba, con Teresa Berganza; «El puñao de rosas», de Ruperto Chapí; «Me llaman la presumida», de Francisco Alonso; «La Gran Vía», de Federico Chueca y Joaquín Valverde; «La reina mora», de José Serrano; «La leyenda del beso», de Soutullo y Vert; y «La del Soto del Parral», en la que también participó Ángeles Gulín.

Tuve la suerte de conocer a Antonio Blancas con motivo del primer concierto que organicé para la Universidad Politécnica de Madrid, de la que fui profesor titular encargado de la sección departamental, en el Auditorio Nacional. Contraté a Carlo Bergonzi y organicé una cena tras su actuación, a la que invité a Angeles Gulín, que acudió ya en silla de ruedas, y a Antonio. Yo había escuchado años atrás a Gulín y Bergonzi en una «Gioconda». Tras aquella cena, permanecí en contacto con Antonio y él me envió varias grabaciones privadas de su esposa, que guardo como un tesoro. Antonio fue una de esas excelentes personas que nunca pueden olvidar quienes las conocen. Un gran beso para su hija.