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Crítica de clásica

Patrias imaginadas

Juanjo Mena dirige la Orquesta Sinfónica RTVE con obras de Turina, Chausson y Debussy

Juanjo Mena dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de RTVE
Juanjo Mena dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de RTVEArchivoArchivo

Obras: de Turina, Chausson y Debussy. Clara Mouriz (mezzosoprano). Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española. Dirección musical: Juanjo Mena. Madrid, X-II-2022.

Uno de los aciertos de este ciclo Belle Époque de la ORTVE está en la programación -un punto reivindicativa, si se me permite- de un par de obras de un compositor en exceso olvidado como es Ernest Chausson. Hace quince días fue su Poema para violín y ahora es una pieza tan sugerente como el Poème de l’amour et de la mer, Op 19, conocido por muchos melómanos por aquella inolvidable grabación de Janet Baker del 75. Es una música seductora, con un olfato visual que parece sentar cátedra estética y soplarle ideas al oído a Bernard Herrmann, por poner un ejemplo. Para el ideario que propone esta partitura un director como Mena es ideal, gracias a su capacidad para construir identidades en base al sonido. Hubo detalles wagnerianos sin dejarse llevar por la corriente cromática, y alguna pincelada tímbrica de Franck.

La intervención de la mezzosoprano Clara Mouriz se ajustó al ambiente mórbido de la pieza, con una voz oscura y un centro privilegiado, aun con algunas dificultades menores por el volumen orquestal en algunos instantes. Sus compases finales, disolviendo su timbre con el del violonchelo, dejaron algunos de los momentos más bellos de la sesión. Rodeando a la pieza de Chausson había dos Españas, la de Turina y la de Debussy. Hay mucha belleza guardada en estos últimos y primeros años del cambio de siglo donde tantos compositores optaron por reconstruir patrias, en algunos casos intuidas y en otros imaginadas. Entre los primeros, Turina -o Falla, en mayor medida- organizan el discurso tomando algunos elementos del lenguaje popular más o menos reconocibles y reorganizando un lenguaje nuevo donde se intuya el antiguo aroma de la tierra. A esa corriente se circunscribe La Procesión del Rocío, op. 9 del maestro sevillano, expuesta por la ORTVE con convicción y sonido labrado para que todo se reconozca sin dificultad, Marcha Real incluida.

En el otro grupo, en el de quienes sugieren escenas, fragancias y amaneceres para construir patrias imaginadas, está Debussy, con una idealizada “Ibéria” dentro de sus Images pour orchestre. Es una música compleja en el empaste, que pretende ritmos del sur con aire de ritual. La lectura de Mena fue fantástica, sin que se abrieran las costuras de la escritura diseminada de Debussy ni se alterase su capacidad para la evocación. Gran nivel el evidenciado por el viento madera y una sección de violines bien trabajada para dar cuerpo a una partitura que estuvo llamada a ser una especie de continuación terrenal de La mer. Aplausos y complicidades para una noche alegre.