Estreno
Crítica de “Las ilusiones perdidas”: Balzac en tiempos virales ★★★★
Dirección: Xavier Giannoli. Guion: Jacques Fieschi y Xavier Giannoli, según la novela de Honoré de Balzac. Intérpretes: Benjamin Voisin, Cécile de France, Vincent Lacoste, Xavier Dolan. Francia, 2021. Duración: 149 minutos. Drama.
¿Qué diría Balzac con la que está cayendo? Levantaría la cabeza de su escritorio y, borracho de café negro, repetiría aquello tan célebre de que la resignación es un suicidio cotidiano, y seguiría escribiendo “La comedia humana” mientras sube el volumen de los telediarios. Nadie se resigna a ser fiel a sus principios, aunque sea a costa de una ilustre, digna defenestración pública. Esa es una de las muchas cosas que aprende Lucien de Rubempré, el héroe de esta irresistible bildungsroman, cuando se instala en París en busca de fama literaria y se topa con la frívola seducción de la prensa, con sus ‘fake news’ y su dinero fácil.
Eran otros tiempos en lo que respecta a los sueldos periodísticos, sobre todo si tenían forma de soborno, pero lo cierto es que Balzac -y la vivaz, enérgica película de Xavier Giannoli- retrata los fastos del cuarto poder como si estuvieran conjugados en presente. Lo más estimulante de “Las ilusiones perdidas” no es tanto la facilidad con que habla del capitalismo de la palabra, sentando precedentes en cuestión de linchamientos públicos y aplausos comprados, sino la inteligencia con que Giannioli usa el lenguaje para demostrar que la adaptación de un clásico no debe renunciar a mostrar la literatura.
En línea con la vertiginosa voz en off de “La edad de la inocencia”, dialogando con el torrente de imágenes que impone la vitalidad del realismo balzaquiano, la película concentra el extenso tríptico del escritor francés en dos horas y media que son pura electricidad, que desafían todo academicismo respetando la velocidad con que los anhelos de un alma creativa son corrompidos por las esferas del poder, tan ubicuas y descastadas a la hora de cambiar de chaqueta y de postor en beneficio propio. Sustituyan la prensa por las redes sociales, y verán lo bien que ha entendido Giannioli a Balzac.
Lo mejor
Su capacidad de síntesis, su lucidez y su amor por narrar.
Lo peor
Que los amantes a la fidelidad a los clásicos la prefirieran en formato serie.
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