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Exposición

Alfonso X: regresa a Toledo El Sabio inabarcable

Con motivo de su VIII centenario, el Museo de Santa Cruz celebra una exposición en la que se podrán ver la Corona de los camafeos, el “Libro del saber de astrología” y el “Códice de Toledo”, entre otros

«Don Alfonso el Sabio, después de haber ganado a los moros la plaza de Cádiz» (1866), óleo de Matías Moreno González
«Don Alfonso el Sabio, después de haber ganado a los moros la plaza de Cádiz» (1866), óleo de Matías Moreno GonzálezÁngeles VisdómineAgencia EFE

Como escribía David Solar en este mismo periódico, Alfonso X estuvo encantado de haberse conocido. Y, la verdad, es que motivos no le faltaban por mucho que la mercadotecnia del cine y las series le hayan dado la espalda hasta el momento. Pueden dar por seguro que un tipo así, de haber tenido pasaporte americano, no se hubiera escapado de las garras hollywoodienses. Tan solo por sus relaciones familiares «habría merecido el más sabroso de los guiones», confiesa Adolfo de Mingo Lorente en su reciente biografía sobre el monarca, Alfonso X, el primer gran rey (La Esfera de los Libro).

«¿Por qué episodios como la obsesión por el trono imperial, el ajusticiamiento de su hermano Fadrique o la maldición hacia su propio hijo y heredero han pasado desapercibidos a los guionistas?», se cuestionaba el autor sin encontrar respuesta más allá de una cita del estudioso H. Salvador Martínez en la que reclamaba ir más allá de lo sabido para meter mano al rey: «No solo la abundante documentación de archivo y su riquísima correspondencia, casi totalmente ignorada, sino que, como en el caso de Dante, habría que rastrear su vida en su entera obra». Pero parece que el vértigo a la hora de abordar tan magna figura en una escaleta de apenas dos horas ha podido con todo lo demás. Nos hemos limitado a hablar de su grandeza en conferencias, en grandes volúmenes de academia y en algún que otro capítulo del periplo estudiantil de la Secundaria.

Ahora, intentamos salvar el honor en el octavo centenario del rey con una muestra muy lustrosa en su Toledo natal, en el Museo de Santa Cruz, muy cerca de donde nació «El Sabio» de Castilla. Hasta allí se acercó ayer Felipe IV, acompañado del séquito oportuno de las grandes citas (ministro de Cultura, alcaldesa...), para dar el «ok» a una exposición, Alfonso X: el legado de un rey precursor, que se podrá visitar hasta el 19 de junio y que recoge algunas de las piezas clave en la vida de este buen hombre: la Corona de los camafeos, el «Libro del saber de astrología» y el «Códice de Toledo», así como esculturas, tablas y cuadros restaurados para la ocasión.