Crítica de “Luzzu”: y Malta se quedó sin mar ★★★★☆

Dirección y guion: Alex Camilleri. Intérpretes: Jesmark Scicluna, Michela Farrugia, David Scicluna Giusti, Frida Cauchi. Malta, 2021. Duración: 94 minutos. Drama.

Luzzu, pequeña embarcación tradicional maltesa pintada en colores vivos con, a cada lado de la proa, los ojos de Osiris dibujados para atraer a la suerte, para alejar malos espíritus, para que los pescadores regresen y lo hagan con las redes llenas. Pero la de Jesmark , un joven cuyos antepasados siempre se dedicaron a la misma y dura faena en el mar, tiene una nueva vía de agua en la suya, y a él le faltan euros para repararla y apenas consigue atrapar alguna pieza que malvende en la tramposa subasta. Además, él y su pareja acaban de tener un hijo, con lo que la situación se transforma en insostenible. Con una política europea (ay, Europa, tan perdida) que empuja a dejar los aperos por unos pocos miles de billetes y un ecosistema estancado, el joven termina accediendo a colaborar con el mercado negro. Porque parece que donde haya más de un ser humano siempre existirán la corrupción, el abuso de los débiles, los tipos que saben que cuando estás desesperado casi todo vale, aunque vaya contra tus principios. Y Jesmark, en esta notable, sensible, dura y desesperanzada opera prima, encara, finalmente, los ojos de Osiris en una especie de insoportable despedida. No solo deja atrás, mientras suena el estruendo destructivo de un incierto futuro, una barcaza mil veces parcheada, sino el pasado, una forma de vida estrangulada, sino también a esos hombres ya muertos que lo están mirando con el mismo dolor.

Lo mejor: es una dura, excelente opera prima llena de verismo, emoción y nostalgia

Lo peor: que pase desapercibida entre tantas películas como hay en la cartelera