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En solfa

Los 70 años de Wolfgang Rihn

Celebramos el 70 aniversario de uno de los grandes de hoy; un compositor que ha sabido crear una música personal, que incluso sobrecoge

La actualidad, con los vetos a los artistas rusos en el mundo, el fallecimiento de Bernabé Martí, la polémica sobre la próxima actuación de Plácido Domingo en Motril, etc. ha hecho que el setenta cumpleaños de uno de los grandes compositores de nuestro tiempo haya pasado sin una felicitación.

Wolfgang Rihn nació en Karlsruhe (Alemania) en marzo de 1952. Su primera obra –«Morphonie»– escrita en 1974, apenas dos años después de terminar sus estudios, ya denotaba una cierta reacción frente al vanguardismo de Stockhausen o Boulez, aprovechando las técnicas de composición actuales para reactualizar Mahler, el periodo expresionista de Schönberg y recoger, entre otros, las influencias de Luigi Nono, Morton Feldman, Helmut Lachenmann, etc. Culto y prolífico, con más de quinientas obras firmadas, y en evolución constante desde el movimiento «Nueva simplicidad», se ha caracterizado por un estilo personal e individualista que observa cuanto hay a su alrededor y se inspira para su obra en la literatura, la pintura, la arquitectura y la filosofía.

Fue muy criticado cuando estrenó a los veinticuatro años «Sub-Kontur», una original partitura orquestal de media hora, pero aquello pasó a la historia y, gracias a mantenerse fiel así mismo, ha conseguido un reconocimiento unánime, sorprendiendo por su capacidad de acercarse a Bach, Brahms o Schumann en obras como «Deis Passus», «Ernster Gesang», «Fremde Szene» o «Deutsches Stück mit Hamlet». Incluso llegó a componer cuatro piezas orquestales breves para ser intercaladas en el «Requiem alemán» brahmsiano.

La Orquesta Nacional le dedicó un episodio de su interesantísima y añorada serie «Carta blanca», por la que también pasaron Cerha, Dutilleux, Benjamin, Glass, Adams, Pärt, Halffter y Guinjoan, entre otros. En ella se pudo comprobar su potencia, casi avasalladora. También se escenificó en el Teatro Real, en 2013, la que posiblemente sea su ópera más conocida «La conquista de México» (1952), basada en un texto de Antonin Artaud de 1932 al que se añaden elementos de «Le théâtre de Séraphin», de Artaud, y parte del poema «La raíz del hombre», de Octavio Paz, así como otro azteca de principios del siglo XVI, originalmente escrito en náhuatl. Este «drama musical» –así es como Rihn lo consideraba– narra el encuentro entre Cortés y Moctezuma. Fue una experiencia muy interesante, con regia de Pierre Audi y una orquesta dividida en cinco grupos que incluía sonidos pregrabados, en la que una voz de soprano reflejaba a Moctezuma y la de un barítono a Hernán Cortés, con un coro de mujeres representando a los indígenas y uno de hombres a los conquistadores.

Entre sus muchas otras obras cabe destacar «Die Hamletmaschine» (1986), «Oedipus» (1987), las óperas de cámara «Faust und Yorick» (1976) y la muy programada «Jakob Lenz» (1978) para bajo, barítono, tenor y once instrumentos, o las más recientes «Proserpina» (2009), basada en la obra homónima de Johann Wolfgang von Goethe, «Dionysos» (2010) y el «Requiem-Strophen» (1917). Todo ello sin olvidar sus conciertos para diversos instrumentos solistas, su música de cámara y su amplio catálogo de lied.

Rihn ha sabido crear una música personal, que conmueve e incluso puede llegar a sobrecoger. Deberíamos escucharla con más frecuencia.