Crítica de “Belle”: utopías del yo ★★★★★
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Dirección y guion: Mamoru Hosoda. Voces originales: Kaho Nakamura, Ryô Narita, Shôta Sometani, Tina Tamashiro. Japón, 2021. Duración: 121 minutos. Animación.
Todos somos Alicia cruzando el espejo para buscar una mejor versión de nosotros mismos. En eso consiste esa realidad virtual llamada Internet, ese no-espacio que tiende al infinito donde nos duplicamos para reflejarnos en una identidad que suplanta nuestros defectos o, por el contrario, los desata sin filtros. La libertad de ser otro, que se encarna en avatares, nicknames y máscaras que interactúan en una supuesta utopía del yo, implicará la supervivencia en un nuevo y superpoblado infierno de Dante, de una belleza tan abigarrada como la de U, el metaverso de “Belle”, donde una adolescente tímida se transforma en diosa del j-pop, depósito de likes y corazones flotantes, para acabar enamorándose de una bestia atormentada.
Es interesante que, en este “second life” sometido al escrutinio público del anonimato, nuestros avatares puedan ser manifestaciones de nuestro deseo de aplauso pero también encarnaciones de nuestros demonios clandestinos. Aunque no queramos, Internet siempre nos devuelve nuestra imagen invertida. Así las cosas, la película digitaliza un cuento que nos sabemos de memoria (“La bella y la bestia”) sacándose las pulgas de la herencia disneyana, y adaptando todo lo que el relato de LePrince de Beaumont tenía que decir sobre la belleza interior a estos tiempos en los que la celebración de la apariencia y sus múltiples simulacros ha puesto en crisis la conciencia del yo.
No es la primera vez que Mamoru Hosoda navega por los rincones secretos de una red social -ahí está el mundo de Oz en la fantástica “Summer Wars”- aunque el tono de “Belle” sea decididamente menos apocalíptico. Aquí se trata de examinar el otro lado del espejo de las ansiedades adolescentes tendiendo fructíferos puentes entre dos estilos de animación, que expanden la riqueza expresiva a la que nos tiene acostumbrados el director de “Mirai, mi hermana pequeña”. De este modo, la animación tradicional del universo real, afín al cine ‘teenager’ más melancólico, se transforma en una virtualidad mutante, una mezcla de píxels de colores como lluvias de pétalos, emojis alucinógenos y construcciones translúcidas que constituye un elogio de las inabarcables posibilidades de la animación digital. Hosoda no se conforma con satisfacer las exigencias de su público objetivo -el consumidor habitual de videojuegos inmersivos y perlas tiktokeras- porque “Belle” es un espectáculo de una deslumbrante belleza, que trasciende el diálogo entre generaciones, perfecto incluso para los que consideran Instagram una entelequia para ‘millenials’.
Lo mejor
Sus dos horas de metraje son un festín para ojos sensibles, sobre todo para los fans de la animación japonesa.
Lo peor
Tal vez su trama se enrosque demasiado sobre sí misma en el tercio final.