Crítica de “Eles transportan a morte”: contra la historia oficial ★★★★☆
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Dirección y guion: Helena Girón y Samuel M. Delgado. Intérpretes: Nuria Lestegás, Sara Ferro, Xoán Reices, Valentín Estévez. España, 2021. Duración: 75 minutos. Drama.
¿Cómo deconstruir la conquista de América? En esta enigmática fábula bipolar, que condena al héroe solar a vagar por paisajes rocosos, casi alienígenas, y a la mujer lunar a conjurar los poderes de la magia nocturna, la Historia de los libros de texto es un fuera de campo. Paisajes hostiles en espacios distantes parecen dialogar en un montaje paralelo que enfrenta a tres náufragos de la expedición colonizadora, perdidos en una isla con una vela de barco a cuestas, y dos mujeres en busca de una curandera.
En cierto modo, “Eles transportan a morte” es una película de aventuras que renuncia a la épica del género para ponerlo en contacto con su dimensión más misteriosa, aquella que enfrenta a sus protagonistas, que son las dos caras de una misma locura, con la textura de los sueños. Textura sería la palabra: textura telúrica e ígnea, que hace que las imágenes sean puro granito y puro fuego, solidificando e incendiando la atmósfera que procede de las formas y los cuerpos filmados en 16 milímetros.
La sorprendente inclusión de planos de “Alba de América”, el clásico sobre Colón y sus hazañas dirigido por Juan de Orduña durante el franquismo, evidencia el mensaje político que atraviesa “Eles transportan a morte”, que reivindica a los habitantes de los márgenes de la Historia, los que no fueron mitificados por las ideologías nacionalistas y colonizadoras, para demostrar que los relatos no oficiales son los que dan carne y hueso -los que aportan una cierta verdad- a nuestro pasado, ya sea desde el fracaso o desde el enigma. La película se va convirtiendo en algo progresivamente más abstracto, cada vez más abierto a lo fantástico, a veces de un modo un tanto opaco, pero es innegable la seducción hipnótica de sus imágenes, que tiene que ver con ese ‘slow cinema’ que obliga a adaptarnos al ritmo de otra dimensión temporal del mundo para limpiarnos la mirada.
Lo mejor
Aniquilar desde la forma, desde la textura de sus imágenes, la hegemonía de una Historia oficial.
Lo peor
A veces su deliberada opacidad está a punto de jugar en su contra.