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Cine

Adèle Haenel: una mujer en llamas a las puertas de Cannes

La actriz de “Retrato de una mujer en llamas” ha cargado duramente contra la industria del cine, a la que tacha de “reaccionaria, racista y patriarcal”

La intérprete Adèle Haenel (dcha.) en «Retrato de una mujer en llamas», película por la que estuvo nominada al César francés
La intérprete Adèle Haenel (dcha.) en «Retrato de una mujer en llamas», película por la que estuvo nominada al César francésKARMA FILMS

Nadie en el planeta cine se sorprendería al enterarse de que Adèle Haenel, la joven y brillante actriz francesa de «Retrato de una mujer en llamas» (2019) ha afirmado que la industria es «reaccionaria, racista y patriarcal». Lo que sería un bombazo, y con ese estupor se ha recibido la noticia, es que en la misma entrevista a la revista alemana «FAQ» y a apenas unos días para que arranque una nueva edición del Festival de Cannes, la intérprete anunciara que se retira definitivamente del cine.

Haenel, siempre política y últimamente más crítica con el séptimo arte galo por propiciar homenajes a directores como el condenado por «relaciones ilícitas» con una menor, Roman Polanski, se abrió del todo con la publicación al preguntarle por la cita más importante del año para el cine mundial y, también, por su ausencia de las carteleras desde el mismo año 2019. «Lo dejo porque he intentado cambiar las cosas desde dentro, por ejemplo, respecto a la imagen que se da de la mujer. Cuando se trata del movimiento #MeToo, del racismo o de los problemas de la mujer, esta industria se vuelve problemática», dijo.

Las declaraciones de Haenel, que además fueron acompañadas por duras críticas al director Bruno Dumont por atacar la «cultura de la cancelación» (y con el que tenía pactado protagonizar su próxima película), se producen justo antes de que la Croisette vuelva a desplegar su alfombra roja y suscitan varias dudas: ¿Por qué ahora? ¿Responde el arrebato de Haenel a algún problema concreto? ¿Es creíble su abandono de la profesión con apenas 33 años y un futuro brillante por delante? ¿No conocía, acaso, la actriz todo lo que rodea a la industria del cine cuando entró a formar parte de la misma?

Si bien su alegato está fuera de toda duda en lo textual, crítico con quizá la única gran industria del cine europeo –junto a la española, a la que ya ni esperamos– que no se ha atrevido a revisarse, la maniobra es imposible de distinguir de un gesto publicitario: «No quiero ser parte de una lavadora feminista. Es una mierda. ¿Se supone que tenemos que celebrar que Thierry Frémaux ponga a tres mujeres en la Sección Oficial de Cannes? Es una mierda», afirmó afilando la guadaña Haenel.