Crítica de “Cinco lobitos”: la maternidad como viaje de ida y vuelta ★★★★☆

Dirección y guion: Alauda Ruiz de Azúa. Intérpretes: Laia Costa, Susi Sánchez, Ramón Barea, Mikel Bustamante. España, 2021. Duración: 104 minutos. Drama.

Toda madre ha sido hija y toda hija acaba siendo madre, de sus propios hijos o de sus propios padres. La maternidad es un viaje de ida y vuelta, un espejo inverso de los roles de cuidado y protección que se le suponen a un arquetipo forjado en la historia de la vida doméstica. Tal vez, dice “Cinco lobitos”, hay que intentar luchar contra ese cliché, enfocar sus grietas, integrarlas en el devenir de una realidad que también subsiste gracias a sus debilidades. No hay madres perfectas, porque la perfección deshumaniza los gestos, inhibe las frustraciones, esconde los caminos que podríamos haber tomado y quedaron ahí, muertos de llanto.

En su notabilísima ópera prima, Alauda Ruiz de Azúa recorre las imperfecciones de la relación entre una hija que afronta la crianza de su primer bebé pegada a sus renuncias y una madre, adustamente vasca, que ha cuidado desde siempre con la verdad por delante y un espíritu de sacrificio varado en un cierto carácter arisco (espléndidas Laia Costa y Susi Sánchez). Ambas emprenden un camino de aprendizaje mutuo que Ruiz de Azua filma desde un naturalismo que toca la fibra sin condescendencias, próxima a sus personajes, alicatando un discurso que habla de qué ha cambiado y qué ha permanecido entre la idea de ser madre para dos generaciones distintas, y de la necesidad de reencontrarse en esos afectos que nunca dependen de la abnegación y el reproche callado sino de una verdad que nace de la transmisión, de la herencia y la empatía infinitas.

El impecable trabajo de las actrices y el hecho de abordar la maternidad sin idealizarla, asumiendo sus costuras.

Que su costumbrismo nos suene a una fórmula que el cine español tiende a frecuentar.