Crítica de “Espejo, espejo”: Que te calles, mi otro yo ★★★☆☆
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Dirección y guión: Marc Crehuet. Intérpretes: Malena Alterio, Santi Millán, Natalia de Molina, Carlos Areces, Carlos Bardem, Toni Acosta, Verónica Forqué, María Adánez. España, 2022. Duración: 80 minutos. Comedia.
No se trata de una protagonista, pero fue, junto con «A 1000 km de la Navidad», una de las dos películas póstumas que Verónica Forqué nos dejó a modo de triste regalo antes de morir, y verla, tan divertida otra vez y aunque poquito, en la comedia de Marc Crehuet nos hace imaginar por un momento que aquel 13 de diciembre del año pasado nadie nos abandonó. Volvamos al filme, que recordar despedidas siempre duele. Los empleados de una empresa de cosméticos se preparan para celebrar los 50 años del negocio aunque ninguno sepa la que se les viene encima. Álvaro (Santi Millán), el jefe, es un petulante engreído por el que, piensa, todos sus trabajadores sienten devoción; Cristina (Malena Alterio) está casada con un señor bastante asexual para no hacerse demasiadas preguntas con respecto a sí misma; Paula (Natalia de Molina), hermana de la anterior y con las ideas muy claras sobre por dónde deben ir los tiros en la casa donde hace prácticas como becaria; y Alberto (Carlos Areces), un tipo gordito y calvo que está enamorado secretamente de Paula.
Todos, lo sepan en mayor o menor medida, atraviesan una crisis, lo que el reflejo de cada uno en cualquier espejo se dedica a echarles en cara cada vez que se lavan los dientes o miran cómo tienen el pelo. El peso de la imagen hoy y la búsqueda de nuestra auténtca identidad, en fin. Estamos frente a una comedia de estos tiempos para todas, todos y todes, como defiende Paula mientras critica la sociedad heteropatriarcal y machista aunque quizá la chica no cumpla con cuanto preconiza. Tiene momentos y personajes secundarios divertidos (la psicóloga que encarna Loles León que le coge manía a una paciente) pero, por encima de ello, un plantel de intérpretes que da gloria verlos. Sin olvidar a la conserje psicópata que, cuidado con ella, porque puede literalmente arder Troya.
Lo mejor: Sus intérpretes, de los más protagonistas (como Areces) a los secundarios (Loles León)
Lo peor: Quizá fue queriendo, pero qué cutrecilla es esta oficina de una empresa que aspira a ser potente