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Crítica de “Top Gun: Maverick”: la estrella inmortal ★★☆☆☆

Un fotograma de "Top Gun: Maverick"
larazon
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Última actualización:

Dirección: Joseph Kosinski. Guion: Peter Craig. Intérpretes: Tom Cruise, Jennifer Connelly, Miles Teller, Jon Hamm. USA, 2022. Duración: 131 minutos. Acción.
El único encuentro que tiene Tom Cruise con un personaje del “Top Gun” original es con Val Kilmer, su antiguo colega, ahora convertido en almirante. Es la cita de un Hollywood que resiste con un Hollywood en declive, que apenas puede hablar, roto por la enfermedad. Es el momento en que se define el espíritu de esta tardía secuela: la única estrella viva que llega a sus estrenos en helicóptero es consciente de su pasado para despedirse de él. A Cruise, siempre a la carrera, le cuesta mirar atrás, como si huyera de sus personajes tanto como de su turbulenta vida personal, pero a veces se permite bajar la guardia y dejarse impregnar por la nostalgia.
Por el contrario, Joseph Kosinski insiste en que ha procurado eliminar esa nostalgia de “Top Gun: Maverick”. Por eso ha desaparecido Kelly McGillis del proyecto, y por eso ha despolitizado una película que representaba, ideológicamente, el peor instinto militarista del régimen de Reagan (ahora el objetivo es neutralizar una planta de refinamiento de uranio propiedad de un país indeterminado). Pero ahí quedan los cuerpos de los machos-alfa y sus máquinas de matar recortados en el crepúsculo, tan típicos del tándem Scott/Bruckheimer, y ahí queda la poética del machirulismo, nada fordiana, porque los discípulos de un Cruise traumatizado por la muerte de su compañero de vuelo apenas tienen una identidad distinguible, con la excepción del hijo de la víctima (Miles Teller), para el que se convertirá en una figura paterna que vuelve de las sombras.
La autoconsciencia de Cruise al reconocerse en la palabra “fósil” y, a la vez, ponerse en el centro del encuadre como el superhéroe que puede viajar de ida y vuelta a la estratosfera a la velocidad de la luz, explica muy bien la dicotomía de una estrella que sabe que ya tiene edad para ser padre pero aún conserva el carisma para pasarle la mano por la cara a sus jóvenes alumnos. Puede que Cruise ya tenga escritas sus últimas voluntades, pero una de las virtudes de esta película, mucho más convencional de lo que la crítica norteamericana ha intentado vendernos, es la capacidad del actor para volar a favor del paso del tiempo, hacia el futuro. En esas escenas de vuelo, que Kosinski factura con una espectacularidad propia de las batallas en los pasillos de la Estrella de la Muerte, el Ethan Hunt de “Misión imposible” vuelve a demostrar hasta qué punto le favorece el desafío a las leyes de la gravedad. En la fuerza de lo físico y lo real, en la energía cinética de todo aquello que rechaza la virtualidad, Cruise encuentra un modo de existir que compensa lo etéreo, lo opaco de su persona pública.

Lo mejor

Los elementos que aporta a la lectura de la evolución de Cruise como estrella inmortal.

Lo peor

Solo la disfrutarán los fans del “Top Gun” original, que, parece ser, son legión.