Crítica de “Memoria”: espectros del sonido ★★★★★
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Dirección y guion: Apichatpong Weerasethakul. Intérpretes: Tilda Swinton, Agnes Brekke, Daniel Giménez Cacho, Jerónimo Barón. Colombia, 2020. Duración: 136 minutos. Drama.
Filmar cuando todo ha terminado debe ser más fácil que filmar cuando todo está por empezar. Hace tiempo que vivimos con el cine sonoro, pero no hay muchos cineastas que se hayan dado cuenta. Tati, Bresson, Duras, Godard, Lynch y sí, Apichatpong Weerasethakul. Por eso “Memoria” entiende que el sonido es tan plástico como la imagen, tiene volumen, se parece a una bola de cemento cayendo sobre el océano. Del sonido nace una imagen, dice el cineasta tailandés, y de esa idea, que es toda una revolución cuando los formatos digitales lo tratan como otra capa tectónica que tiembla bajo nuestros pies, o los de Jessica, que escucha ese sonido durante la noche, una primera vez, para no dejarlo de escuchar jamás, nace un filme extraordinario.
El periplo de la botánica interpretada por Tilda Swinton (impresionante cómo coloca el cuerpo, sonámbulo, y la mirada, siempre pendiente de algo que es exterior a la imagen) se propone como una experiencia sinestésica. Lo que parece una escritura del desastre -la de alguien que oye una voz del abismo, ese sujeto esquizofrénico que o está loco o es más lúcido-, de una subjetividad que se desmorona, se convertirá en una escritura del descubrimiento.
Decíamos que, en efecto, todo está por empezar, y que la que parece la más lineal de las películas de Weerasethakul, aficionado a las estructuras bipolares, revelará su condición binaria en la clandestinidad: las oposiciones ciudad/campo o vigilia/sueño encontrarán su armonía cuando el sonido se acerque a una imagen del mundo que va más allá de percepción, en un tercio final donde “Funes el memorioso” se encuentra con la mujer-antena, la que capta todas las vibraciones de la Historia. Puede sonar abstruso, incluso puede parecer que Steven Spielberg nos explicara un cuento similar en “Encuentros en la tercera fase”, pero lo más fascinante de “Memoria” es el estado de trance en que coloca al espectador, desde una política del ‘slow cinema’ que busca reproducir los tiempos de otra dimensión en nuestra mirada, completamente hipnotizada. Este crítico recuerda pocas películas recientes que le hayan procurado el vértigo que debe de producir un viaje astral, al mismo tiempo hermoso y terrorífico. Ver “Memoria” es como descubrir el cine por primera vez.
Lo mejor
Colocar el sonido en el centro de una reflexión sobre el origen y el futuro del mundo.
Lo peor
No dejarse llevar por sus misterios, y confundirlos con opacidades.