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Siete errores gramaticales que hasta las personas inteligentes cometen a diario

La RAE explica que cuando hablamos o escribimos tendemos a cometer fallos que nos llevan a hacer un uso erróneo de la gramática del castellano

Fotografía del Diccionario de la Real Academia
Fotografía del Diccionario de la Real AcademiaRAERAE

El castellano (o español, para algunos) es uno de los idiomas más complejos del mundo, pero también uno de los más hablados en el planeta. Su uso, como cualquier otra lengua, tiende a llevar ciertos errores que, hablando cultamente, tienden a confundir. Pero, según la RAE, ya no solo las personas extranjeras que estudian nuestro idioma tienden a cometerlos, también las personas nativas del castellano tendemos a cometer fallos a diario, sin apenas darse cuenta y que estén tan difundidos que ni siquiera los consideramos como error. Estos son algunos de los errores gramativales más comunes.

Laísmos y leísmos

Dependiendo de la zona en la que residas de España, seguramente escucharás a diferentes hablantes, así como aquellos que, cuando se trata de usar un pronombre indirecto, unos optan más por “la” y otros por “le”, sin olvidarnos del “lo”. Son los denominados laístas, leístas o loístas.

Según explica la RAE, para usar adecuadamente los pronombres átonos de la tercera persona, “debe tenerse en cuenta en primer lugar, la función sintáctica que desempeña el pronombre y, en segundo lugar, el género y el número gramatical de la palabra a la que se refiere”.

Así, cuando el pronombre desempeña la función de complemento directo, debe usarse “lo” o “los” para el masculino y “la” o “las” para el femenino, mientras que cuando desempeñe la función de complemento indirecto, debe utilizarse “le” o “les”.

Por ejemplo: Le pedí disculpas a mi tía. La ví ayer y me olvidé de saludar.

Dequeismo: el “de” antes del “que”

El acusado error del dequeísmo ha llevado a muchas personas a utiizar “de” delante de “que” cuando debe ser omitido, y viceversa. Este es uno de los errores más gramaticales en el uso del idioma español, tanto que incurrir a él es casi automático.

Existen cinco posibilidades de incurrir en dequeismo. Por ejemplo, cuando la preposición de se coloca precediendo a una oración subordinada sustantiva de sujeto, ya que el sujeto de una oración jamás va precedido de prepossición- Por ejemplo, “me alegra de que seaís felices”, es incorrecta. No obstante, sería correcta si se utilizara de forma pronominal, como es el caso de “me alegro de que seáis felices”.

Otro error es anteponer la preposición de a una oración subordinada sustantitva de complemento directo. Esta preposición tampoco puede anteponerse a una oración subordinada que ejerce como atributo en las oraciones copulativas formadas con el verbo ser, ni insertarse en locuciones conjuntivas que no la llevan (así como “a medida que” o “una vez que”).

Por último, la preposición de nunca debe sustituir a la preposición que exige el verbo. Por ejemplo, es correcto decir “insistieron en que fuéramos con ellos”, mientras que es incorrecto decir “insistieron de que fuéramos con ellos”.

El empleo de infinitivos en lugar de imperativos

Sin duda, se trata de una asignatura pendiente para muchos castellanoparlantes, e incluso para los nativos. Así, muchas veces utilizamos la forma de infinitivo cuando, en su lugar, queremos usar el imperativo. Lo que puede llevar a equívocos.

“Cuando se da una orden a una segunda persona (del singular o del plural), deben usarse las formas propias del imperativo, si la oración es afirmativa, o las formas correspondientes del subjuntivo, si la oración es negativa, va introducida por la conjunción que o se dirige a un interlocutor al que se trata de usted”, según dice la RAE.

Por otro lado, la Real Academia Española explica que “no se considera correcto, en el habla esmerada, el uso del infinitivo en lugar del imperativo para dirigir una orden a una segunda persona del plural, como se hace a menudo en el habla coloquial”.

Por lo tanto, sería correcto decir “Escuchad” en lugar de “Escuchar” en el uso imperativo, así como “Poneos el pijama”, y no “Poneros el pijama”.

Mayúsculas después de los dos puntos

Tal y como explica la RAE, “el signo de puntuación (”:”) representa una pausa mayor que la de la coma y menor que la del punto”. Por tanto, después de los dos puntos, siempre se debe escribir en minúsculas.

No obstante, existe una excepción, que es cuando se refiere a una cita. En este caso, después de dos puntos se debe escribir en mayúsculas.

Los verbos irregulares

Al igual que los castellanoparlantes estudiamos la infinita lista de verbos irregulares de otros idiomas como el inglés o el francés, también debemos tener en cuenta la de nuestra propia lengua. Sí, en castellano también hay verbos irregulares. Y por supuesto, tendemos a utilizarlos mal.

Por ejemplo, se tiende a utilizar “andó”, como tercera persona del singular. La forma correcta, no obstante, sería “anduvo”. Otro error es el caso de “imprimido” en lugar de “impreso”, aunque en este caso, la RAE ha optado por aceptarlo como correcto debido a su uso desmedido.

Utilizar el verbo haber en plurar para hablar de la presencia o existencia de personas o cosas

“Hubieron” o “habían” son dos de las palabras más utilizadas por los hispanohablantes. Pero también es un error en los casos cuando el elemento nominal se refiere a varias personas o cosas.

Es decir, no se dice “hubieron problemas” o “habían muchas personas”, sino “hubo problemas” o “había muchas personas”.

¿”A parte” o “Aparte”?

Ya sea adjetivo, adverbio o sustantivo, “aparte” se escribe todo junto, mientras que la grafía “a parte”, en dos palabras, solo aparece como combinación de la preposición “a” y el sustantivo “parte”, según explica la Fundeu “Fundación del español urgente”.