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Estreno

Crítica de “Entre valles”: el terror del turismo solidario ★★★★☆

Un fotograma de "Entre valles"
Un fotograma de "Entre valles"ImdbImdb

Dirección: Radu Muntean. Guion: Alexandre Baciu, Radu Muntean y Razvan Radulescu. Intérpretes: Maria Popistasu, Ilona Brezoianu, Alex Bogdan, Luca Sabin. Rumanía, 2021. Duración: 104 minutos. Drama.

Si algo ha demostrado la pandemia, afirma la filósofa Judith Butler, es que, para entender el mundo, el “yo” también debe ser un “nosotros”. Ese cambio del singular al plural comprende tanto la relación que tenemos con nuestro entorno, que ha de ser compatible con nuestros derechos individuales, como el modo en que ejercemos la política de los cuidados. En ese sentido, “Entre valles” pone de manifiesto la contradicción de ese “yo” eurocentrista, urbanita y solidario, cuando las circunstancias de la vida le obligan, por un lado, a ponerse en peligro por cuidar al desfavorecido y, por otro, a ser el desvalido, el que depende de la buena voluntad de los que normalmente ayuda.

Con las estrategias formales y narrativas que el cine rumano patentó hace casi dos décadas -planos largos, dilatación del tiempo, naturalismo despojado, atención maníaca por el detalle, extraordinario dominio del ‘crescendo’ de la tensión del relato, microdilemas morales que radiografían la ética de una sociedad desde lo cotidiano- practicadas con rigor espartano, Radu Muntean trabaja de manera ejemplar una sola situación dramática -un cuatro por cuatro atascado en un bosque transilvano, sin cobertura y en pleno invierno, con tres trabajadores humanitarios buscando una salida- para cuestionar con precisión los lazos que nos unen al otro, la fragilidad de esa concordia que se convierte en condescendencia u hostilidad a la mínima que la realidad -y esa realidad es el Otro irracional, aquí encarnado en un viejo que desvía a los turistas solidarios del camino correcto- nos quita nuestros privilegios. “Entre valles” podría ser una película de terror rural si no fuera porque los miedos que despierta son los que provocaría un documental sobre un primer mundo al que le cuesta, aún después de la pandemia, superar vanos egoísmos y verse como un “nosotros”.

Lo mejor

Difícil sacarle más partido a una situación única, planteada, narrativa y estéticamente, desde un rigor exigente.

Lo peor

Dejarnos contagiar por su pesimismo, que es tan real y cercano como la vida misma.