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Cine

“Takbir”: los peores peligros en la mejor ficción

El escritor Jordi Calvet debuta en la dirección con un intenso cortometraje seleccionado a competición en Sitges

 Melyssa Pinto, junto a Macarena Gómez, en «Takbir»
Melyssa Pinto, junto a Macarena Gómez, en «Takbir»ArchivoArchivo

Desde que tenemos constancia de nuestro eco en la historia, la relación entre arte y ficción se ha ido desdibujando. El cliché del arte imitando a la vida real, en la era de la posverdad, invirtió el orden de los factores y cada día se hace más complicado adivinar quién pensó qué y, sobre todo, quién lo hizo antes. Esa confusión, tan propia de nuestra coyuntura como la amenaza internacional del terrorismo, es el punto de partida de «Takbir», el debut en la dirección del también escritor Jordi Calvet y un intenso cortometraje al que se le puede sombrear interés con apenas un trazo en forma de interrogación: ¿puede un guionista ser autor intelectual de un atentado terrorista?

Un dilema moral

«Hace unos años, mi novela “La espada de Alá” tuvo cierto eco en la Prensa internacional por cómo abordaba el tema de la radicalización», explica Calvet, interesado y especializado desde hace años en el terrorismo yihadista. Así es como se explica la delicada trama de su debut en el cine, un filme que ya ha sido seleccionado en concursos tan importantes como el del inminente Festival de Sitgesy para el que se ha estado documentando durante años. «Como escritor, uno trabaja siempre pegado a la realidad, a la veracidad de lo que está contando. Por eso me parecía interesante imaginar qué pasaría si un guion de una serie o de una película fuera utilizado por terroristas reales para llevar a cabo un atentado», matiza. Y la materialización, en «Takbir», resulta en unos vibrantes quince minutos de metraje que juegan con un dilema: ¿se ha dado cuenta el guionista de lo que está ocurriendo cuando acude a denunciar los hechos a la policía o solo se trata de una maniobra publicitaria barata? «Era interesante ver qué pensaría la gente antes de revelarlo», añade Calvet.

El corto, que pronto inaugurará el Filmets y ha sido seleccionado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, cuenta además con un reparto de lujo. Por la comisaría desfilan rostros relevantes de nuestro cine, como Pedro Casablanc o Macarena Gómez, y «Takbir» cuenta también con la aparición de Iván Hidalgo y Ares Teixidó. Como dato curioso, aunque ha llamado la atención de varios medios por su relevancia televisiva, destacar que la película marca el debut en la interpretación de Melyssa Pinto, célebre concursante de «La isla de las tentaciones» en su segunda edición. «Es una actriz muy dispuesta y valiente. Surgió la posibilidad de que participara con un pequeño papel y, la verdad, todos estamos muy contentos», explica Calvet.

«El tiempo de rodaje fue de apenas tres días, y todo financiado con capital privado», añade sobre un cortometraje que bien podría situarse ya como uno de los mejor valorados de cara a los Goya. «El guion de la adaptación a largometraje ya está escrito, es solo cuestión de ver cómo se desarrollan los tiempos y si acaba gustando a más gente», añade el director, que afirma repetiría sin dudar la experiencia: «Nos gustaría primero completar el circuito de festivales, porque creemos que así el proyecto tendrá la difusión necesaria, pero ya ha habido contactos con plataformas», indica Calvet sobre el complicado escollo del estreno en una industria que cada vez deja menos hueco para los cortometrajistas.

Antes de despedirse, y de invitar especialmente a los lectores de LA RAZÓN a identificar la voz que informa a los personajes en las noticias de los atentados, Calvet resume la intención de su primera película: «Todo parte de la idea de la planificación dentro del caos. De estar avasallados constantemente por noticias que no parecen venir de ningún lugar concreto. ¿Qué pasaría si, realmente, alguien les hubiera dado ese orden?», añade convencido, sobre un corto como «Takbir» que, por supuesto, se toma la amenaza en serio, pero en el que también hay hueco para el humor y los giros inesperados de guion. La solución al dilema ya es cosa del espectador.