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Cine

“Los cinco diablos”, o el amor como encantamiento

Léa Mysius dirige a Adèle Exarchopoulos en una película magnética con el estigma social de la salud mental como lienzo

"Los cinco diablos", con Adèle Exarchopoulos, ya en cines
"Los cinco diablos", con Adèle Exarchopoulos, ya en cinesLa RazónLa Razón

Tiene miedo a pocas cosas, dice. No en vano, es la personificación de un nuevo cine allende los Pirineos. Uno con más mujeres, más jóvenes e irreverentes. Léa Mysius (Burdeos, 1989) atiende a LA RAZÓN y estrena «Los cinco diablos», su película de confirmación tras la vibrante «Ava» (2017) y una especie de fábula sobre el deseo. El prohibido, el impuesto y hasta el inconsciente, ese que se arrastra de luna en luna y que, por momentos, tiene algo de brujería. De la mano de Adèle Exarchopoulos, que aquí parece extensión misma de la directora, Mysius cuenta la historia de dos jóvenes bailarinas de gimnasia rítmica cuyas existencias parecen estar cruzadas por la tragedia ligada a los estigmas relacionados con la salud mental.

Brujería sensorial

«Desde el principio, sentí la necesidad de contar cómo el mismo hecho puede tener efectos tan distintos en un mismo grupo de personas, del mismo círculo o con los mismos intereses», explica Mysius sobre un guion co-escrito junto a Paul Guillaume, también su director de fotografía: «No es algo en lo que piense antes de rodar, pero los cambios de perspectiva tienen relación con la empatía desde la que intento contar la película», añade. Y así, su nuevo filme nos pone a la altura –literal– de una niña pequeña, Vicky, que sufre «bullying» en el colegio, aparentemente, por ser hija de un matrimonio interracial.

Con inteligencia, pero huyendo de la emotividad, Mysius nos cuenta que la niña ha desarrollado un gran olfato, excusa argumental para volver al pasado y hacernos entender qué ocurrió realmente antes de su nacimiento. «Me gustaba el desafío porque entendía que podíamos jugar con las texturas, con el fuera de campo y con los propios recuerdos del espectador», explica la realizadora sobre un elemento a priori tan poco cinematográfico como el aroma.

En ese encantamiento, el que habla del amor de madre y enjuicia el marital, «Los cinco diablos» crece cuando evita convertirse en tesis sobre la bisexualidad: «Es un elemento presente en la película porque no se suele representar bien. No quería que mi filme tratara sobre un personaje bisexual, solamente que fuera un elemento más», completa reivindicativa Mysius.