Cromwell: verdugo de la monarquía inglesa y enemigo de España
El profesor Porfirio Sanz publica su ensayo “Cromwell contra el Imperio español”, centrado en el estadista, parlamentario y soldado inglés, cuya figura sigue hoy fascinando
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Oliver Cromwell (Huntingdon, 1599-Londres, 1658) es una figura única en la historia británica, un jefe de Estado republicano en un país monárquico. Fue el principal protagonista de la Guerras Civiles inglesas que llevarían a la ejecución del rey Carlos I, a instaurar la República (1649-1653) y el Protectorado (1653-1658), durante el cual, Cromwell ejerció un poder absoluto como lord protector de Inglaterra. Al morir, la monarquía sería restaurada con Carlos II, hijo de monarca ejecutado, que mandó exhumar el cuerpo de Cromwell, que yacía en la Abadía de Westminster, para someterlo a una ejecución póstuma. Su cadáver fue colgado de la horca en la aldea de Tyburn y su cabeza clavada en un poste cerca del Palacio de Westminster, fue exhibida públicamente durante 24 años. Fue tan intenso su poder, que “su figura sigue fascinando a los historiadores”, afirma el catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Castilla-La Mancha Porfirio Sanz Camañes, que acaba de publicar su ensayo “Cromwell contra el Imperio español” (Editorial ACTAS).
¿Por qué sigue atrayendo Oliver Cromwell?
Sobre todo porque sus ideas y sus intenciones son muy difíciles de precisar. Se convirtió en la verdadera estrella del espectáculo militar entre 1645 y 1649. Su ascenso al poder no tuvo precedentes. Había sido oficial de la “New Model Army” durante las Guerras Civiles y, después de liderar el ejército, derrocó a Carlos I tras una cruenta Guerra Civil desde su posición de líder del ejército parlamentario. A ello se añadieron sus campañas victoriosas en Irlanda y Escocia, los éxitos contra los holandeses y la conquista de Jamaica en las Antillas, convirtió a Inglaterra en un gran cuartel, un Estado militarizado con apariencia de solidez en lo político e intransigencia en lo religioso. Aparentemente, tras su desaparición la continuación del régimen parecía asegurada, pero en la práctica, sus líderes estaban profundamente divididos.
Hay quien lo considera un héroe revolucionario y quien lo tacha de déspota. ¿Héroe o villano?
Su figura es muy controvertida, el Cromwell héroe se relaciona habitualmente con su faceta militar, su “New Model Army” que dirigió con éxito en las tres guerras civiles, en la conquista de Irlanda y en la primera guerra anglo-holandesa. El Cromwell villano se plasma en su forma dictatorial y autoritaria de gobernar, en sus ambiciones políticas y la crueldad esgrimida contra sus detractores o los sectores católicos en Inglaterra e Irlanda.
¿Qué le movía?
Contempladas sus decisiones políticas y sus acciones personales no se puede decir que actuase movido por una idea o principio de “equidad· o de “altruismo”. Al contrario, todo parece indicar que obró en cada momento de forma esporádica y sin plan preconcebido, ni de público beneficio ni de medro personal, utilizando su astucia personal.
Fanático religioso, intolerante y perseguidor de los católicos.
Cromwell, lo admiten hasta sus críticos, tuvo una enorme influencia en los eventos que se produjeron en Gran Bretaña durante el siglo XVII. Hay quienes defienden que su fanatismo religioso estuvo de acuerdo con los defectos y las cualidades del puritano que lo llevó a cometer incontables perfidias, particularmente contra los católicos (papistas e irlandeses). Usó de una ambición desmedida como “Protector” aprovechándose de las carencias de un Parlamento impotente para hacer política.
Un dictador férreo.
En efecto, un férreo dictador que ensayó durante una década, diferentes formas de gobierno que fueron desde la República al Protectorado, pasando por el Parlamento Rump o el Parlamento Barebone.
¿Qué hay en su haber de positivo y qué de negativo?
Se contabilizan algunos logros, entre ellos: estabilizó el país, apoyó la educación y las artes, y reformó el sistema penal británico. Sin embargo, entre sus debes, al margen de actuaciones violentas para controlar con represión y persecuciones los movimientos extremistas, no consiguió consolidar un sistema político estable con la República. Se insiste igualmente en que fracasó en los intentos por lograr la regeneración moral de Inglaterra y sus gentes.
¿Por qué la guerra contra España?
La guerra anglo-española en Las Antillas, conocida como la Western Design, fue la última de las operaciones militares de alcance que tomó la Inglaterra de Cromwell. Ocupó Jamaica por un accidente relacionado con una derrota y las hazañas de la armada sólo sirvieron para demostrar lo mucho que podía haberse hecho, en contraste con los escasos resultados positivos de tan aparatosa acción escasamente planificada.
¿Qué consecuencias tuvo?
La desaparición de la escena política de Cromwell no mejoró sustancialmente las relaciones anglo-españolas, al menos a corto plazo. Posteriormente los gobiernos de Londres y Madrid intentaron aproximar posiciones y, a pesar de sus altibajos, buscaron la no beligerancia en el Canal de la Mancha, el Mar del Norte y en los circuitos mercantiles del Atlántico, amén de resultar vital, sobre todo, para detener la expansión de la política imperial francesa.