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Los soldados olvidados del Sahara

Durante los últimos años de nuestra presencia allí, muchos combatientes dieron su vida y nadie los recuerda
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La Razón

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Desde el principio la presencia española en el norte de África estuvo cargada de problemas. Los único que verdaderamente sintieron en su alma la llamada de África fueron algunos militares, los africanistas. Los jóvenes oficiales que eran teniente en los ya lejanos tiempos de la Marcha Verde, hoy coroneles y generales en situación de retiro, tienen muchos de ellos una enorme añoranza por el Sahara. Eran años en que comenzaba su carrera militar cargados de sueños y legítimas ambiciones. En el Sahara les entró el siroco del desierto y en muchos creció un fuerte vínculos con los hombres azules. Un cariño que resulta difícil de entender dada la actitud hostil de la mayor parte de los saharauis hacia los soldados españoles peninsulares. A mediados de los años 70 el Sahara era ya un provincia española.
El 20 de agosto de 1974 España parecía decidida, como informó a la ONU y a Marruecos, a proceder a la autodeterminación del Sahara. El ministro de Exteriores español López Bravo declaró que, en 2 o 3 años, España realizaría la consulta a los saharauis para conocer cual era su decisión sobre su futuro. Una declaración creíble ya que España, unos años antes, ya había organizado un proceso similar en la ya ex Guinea Española. Estaba previsto que la consulta se realizase a comienzos de 1975. Una propuesta que, contra todo pronóstico, fue aparentemente bien aceptada por Hasán II, aunque de forma inmediata la recurrió en el Tribunal Internacional de La Haya con la finalidad de ganar tiempo y paralizar las actuaciones de España.
En aquellos tiempos ya existía el Frente Polisario, proargelino, independentistas, pseudo marxista, profundamente antiespañol y decidido a forzar a Madrid a dejar el territorio los antes posible mediante el uso de la violencia. Los jóvenes del Polisario se impondrían sobre los sectores proespañoles existente entre algunos grupos de habitantes nativos del territorio. Su actitud terminaría por provocar la salida de los españoles y la ocupación del Sahara por la tropas marroquíes. La mayoría de la población saharaui, sostiene incluso en la actualidad muchos veteranos del Sahara, era antimarroquí, teniendo simpatías por el Polisario, pero sin estar a favor de su actividad revolucionaria. Los tribus nómadas se pasaron al Polisario cuando percibieron que España se marchaba. En la actualidad nadie se acuerda de los soldados españoles que murieron en estos años en el Sahara cumpliendo las órdenes dadas desde Madrid.

Secuestros y bombas

Al comienzo de los años 70 comenzaron las acciones armadas del Polisario y de los terroristas enviados por el Rey de Marruecos contra España. El 22 de marzo de 1975 un grupo de jóvenes promarroquíes lanzó un artefacto explosivo contra el acuartelamiento de la Policía Territorial de El Aaiún. Era el primer atentado de los que luego se autollamaran “bandas de liberación” organizadas y pagadas por Hasán II. Fueron detenidos y, tras interrogarlos, se comprobó su falta de relación con el Frente Polisario. El 23 se repitieron los ataques en Ait Ben Tili, Mahbes, La Güera y Tah. En abril la Policía Territorial había sufrido ya nueve muertos, siendo dos de ellos españoles peninsulares: Antonio Castilla García y Juan Pastor Martínez
Los polisarios, con sus amenazas de secuestro a industriales y notables, inicialmente parecía que sólo querían hacerse notar, aunque pronto pasaron a la acción secuestrando al industrial Antonio Martínez Hernández. El 4 de mayo fueron atacados los puestos del desierto de Echdeiría y Mahbes. Agresiones reconocidas por Radio Rabat como ataques llevados a cabo por el grupo armados promarroquí del FLU financiado por Marruecos.
El ambiente de crisis que se vivía en todo el Sahara alentaba a los hasta entonces fieles soldados de Tropas Nómadas y de la Policía Territorial nativos a la deserción. Esta situación convirtió a los legionarios, soldados profesionales, en las piezas claves del sistema defensivo-ofensivo español: “El ambiente está totalmente patriótico y todos estamos más tranquilos y seguros desde que La Legión patrulla por la noches”.
El 10 de mayo los soldados indígenas de las patrullas “Pedro” y “Domingo”, pertenecientes a la Agrupación de Tropas Nómadas, en misión de vigilancia por la frontera, se amotinaron para desertar. Sus miembros eran en su mayoría jóvenes saharauis, de los que pensaba sus mandos españoles que, al ser del interior, no estaban contaminados por la ideas independentistas, aunque muchos estaban ya captados por el Polisario. Hicieron prisioneros a 4 tenientes, 1 sargento y 11 soldados españoles, causando además la muerte al soldado Ángel Moral cuando se opuso a ser apresado. La tensión subía por momentos. Una semana después, el sábado 17, unos conductores saharauis, que pasaban cerca de la frontera con Marruecos, fueron tiroteados con varias ráfagas de ametralladoras. La agresión produjo un muerto y un herido. Marruecos ya se prepara para ocupar el territorio. Tenía desplegados 25.000 soldados en la frontera con un abierto carácter ofensivo.

Valientes

El 23 de mayo se produjo una nueva deserción de 16 agentes de la Policía Territorial, llevándose prisionero al soldado médico José Sastre. Polisarios y marroquíes, cada uno por su lado, mantenían una conflicto revolucionaria contra España. La situación llevó a las autoridades militares española del Sahara a desarmar a los soldados nativos de Tropas Nómadas. Pero no todos los saharauis eran contrarios a España. La madrugada del 21 de junio se produce un ataque al puesto fronterizo de Tah, guarnecido por miembros de la Policía Territorial. Varios policías saharauis combatieron con valor extremo. El 26 el comandante Labajos, segundo jefe de la Policía Territorial, ascendiese al sargento Brahim a alférez y al soldado Sidi uld Huanta a cabo.
El 24 de junio mueren al pisar una mina marroquí el teniente de artillería Luis Gurrea, al sargento Diego Cano y tres soldados del ATP XII, los artilleros Porcar, Otero y Casanova, cuando patrullaban a bordo de un Land Rover por la pista entre los puesto fronterizo de Tah y Nagritas. La mina había sido colocada por miembros de las Fuerzas Armadas Reales marroquíes El 10 de julio son liberados por el Polisario los soldados Vicente Blanco García y Antonio Bauza Alemany. Sus condiciones de vida durante su detención, en pleno desierto, fueron muy duras. El Polisario siguió reteniendo el cadáver del soldado Ángel Moral.
La actitud antiespañola de los polisarios, con su aproximación a Argelia y su pseudos ideología marxista, les alejaba cada vez más de España, impulsando al gobierno de Madrid, presionado por Washington y París, a los brazos de Hasán II. Sus atentados contra los saharauis proespañoles tan poco ayudaron a un acercamiento entre las autoridades de El Aiun y los polisarios. El 12 de julio es asesinado, por medio de una bomba, el hijo del procurador en Cortes saharaui Ahmed Uld Brahim Uld Bachir de ocho años siendo herido su hermano de seis años. Su hermano resulta con heridas muy graves. El autor del atentado Haffa Uld Mahayud resultara muerte durante su detención, lo que contribuyó a crispar más el ambiente de por sí muy tenso.
El 9 de septiembre, un grupo de prisioneros españoles en manos del Polisario son puestos en libertad en Argel; son 4 tenientes, 2 sargentos, 2 cabos y 5 soldados, más otros 2 soldados que son liberados en julio, lo que completa la lista de los 15 militares que tenía el Polisario presos desde el 10 de mayo de 1975. Pocos días después, el 23 de septiembre es secuestrado el soldado y médico Francisco Sastres Papión. El 26 son detenidos 1 marroquí y 3 saharauis cuando preparaban un atentado terrorista. El 2 de octubre de 1975 una patrulla de La Legión pisa un campo de minas marroquí, siendo heridos el capitán Perote Pellón y el caballero legionario Diego Leal. Tiempo después volvió a pisar una mina, en el mismo lugar, el capitán Illescas.

Desenlace

El 5 de octubre de 1975 300 trabajadores de Fos Bucraa se manifestaron ante el Gobierno General. El 18 un artefacto explosivo voló un tramo de la cinta trasportadora. Cuando la empresa de Fos Bucraa paso a manos de Marruecos, el 35% siguió en manos del INI, pero ya casi no se extrajo mineral.
El 18 de octubre tres Land Rover que realizaban una patrulla de vigilancia en la zona de la frontera con Marruecos, al norte de Dahora, saltaron por los aires al pisar varias minas. Muere el caballero legionario Manuel Torres López, resulta herido grave el capitán Ángel Martínez-Illescas y heridos leves el cabo caballero legionario Francisco López Puente y los legionarios Bonifacio López de Alda Ruiz y José Vázquez Arias. Las minas causaron más bajas entre los miembros de los Tercios Saharianos de La Legión que los combates.
Dos días después, el 20, es devuelto el cadáver de soldado Ángel Moral, liberado el industrial Antonio Martín y el soldado médico Sastre a cambio de 12 saharauis, 5 de ellos militantes del Polisario.
El 30 octubre el futuro rey Juan Carlos I se hace cargo de la jefatura del Estado y el 31 preside un consejo de ministros monográfico sobre la situación en el Sahara. En esta fecha una persona de confianza del futuro Juan Carlos I, Manuel Prado y Colón de Carvajal, visita los Estados Unidos para hablar con el secretario de estado Henry Kissinger. En Madrid, Washington, París y Rabat, a nadie interesa una guerra en el Sahara. El fantasma de la Revolución de los Claveles de Portugal flota en el aire, aunque el Ejército español en su casi totalidad está en un punto tangencialmente opuesto al de los soldados portugueses. En España la cuestión radicaba en la posibilidad de una revitalización del pretorianismo español que podría apoyar el mantenimiento, sin cambios, del modelo de estado tardofranquista. El futuro Juan Carlos I ya había decidido entregar el Sahara, por la intervención de los Estados Unidos, a Marruecos, a cambio de contar con el apoyo de Washington –un apoyo que ya tenía, pues los servicios secretos norteamericanos habían consentido el asesinato de Carrero Blanco- en su proyecto de liderar la transición política de España.
Los muertos españoles en el Sahara no sirvieron para nada, su sacrificio fue inútil pues la suerte del territorio estaba decidida desde hacia tiempo. El Sahara iba a ser para Marruecos, una de las pocas naciones musulmanas del Magreb prooccidental.