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Los tesoros vivos del Festival de San Sebastián

El Zinemaldia pone a disposición del público su archivo histórico, uno de los más completos del mundo del cine
EUROPA PRESS/FRAN SERRANOEUROPA PRESS/FRAN SERRANO
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Cuando menos importancia parece tener la verdad histórica, la que es factual y comprobable, más relevante se vuelve el archivo como material impenetrable. Así, cuando plataformas como HBOMax deciden prescindir de sus propias series para no pagar derechos de explotación a sus creadores –en la enésima derrota de propiedad intelectual protagonizada por Warner Bros.–, la noticia de la apertura al público del archivo del Festival de San Sebastián solo se puede recibir, en las últimas semanas del año, como una de las mejores noticias posibles.
El Zinemaldia, con su director José Luis Rebordinos a la cabeza, presentó en Madrid la iniciativa, que estará cimentada sobre una mastodóntica página web de fácil acceso y que solo se puede entender como un despliegue de medios a la altura de la cita donostiarra. Desde1954, la organización del certamen ha ido recopilando fotos, cartas de invitación, documentos de Prensa y textos relacionados con el desarrollo del certamen, reuniendo hasta 4.000 documentos digitales y cerca de 27.000 fichas descriptivas que, por supuesto, también serán puestas a disposición de los investigadores y profesores que así lo deseen. Y entre todos ellos, que irán siendo subidos como parte de un proyecto de conservación que inició el certamen de la mano de la Cinescuela Elías Querejeta, podremos encontrar 3.000 fotos del fondo propio del Festival y del de Kutxateka, 711 ejemplares de los diarios del mismo (la actual revista «Zinemaldia») y hasta 350 carteles de todas sus ediciones, así como materiales seleccionados del Archivo General y Prensa.

Javier Angulo se retira de la dirección de la Seminci de Valladolid

En un comunicado conjunto, que incluía la carta de despedida del segundo, la Semana Internacional de Cine de Valladolid y su, hasta ayer, director, Javier Angulo, daban por finalizada su relación laboral. Tras 15 ediciones al frente de la Seminci, reavivándola desde una especie de relevancia perdida a principios de este siglo, Angulo decidía que era tiempo de dejar paso a nuevas generaciones y a una nueva dirección para seguir expandiendo los límites de un certamen que, justo en esta última edición, se abrió por primera vez a las series. «No olvidaré nunca el afecto con el que me he sentido tratado en Valladolid», se lee en la misiva.
Desde la organización del festival, además de aclarar que Angulo será director interino hasta que se convoque un concurso público en connivencia con el Ayuntamiento de la ciudad, se ha puesto en valor su trabajo, señalando que «ha ampliado sus diferentes secciones, dando cabida a muchos más títulos, además de extender su alcance, sumando nuevos públicos en cada edición».
Una edición exhaustiva
La más que merecida sensación de deber cumplido de Angulo y de la Seminci se produce justo después de una edición polémica ante la reivindicación por parte de la derecha castellanoleonesa del certamen como un festival de cine religioso –denominación abandonada por la Seminci hace décadas– y por el cruce de acusaciones entre la dirección y el realizador Jaime Chávarri, que vio cómo su última película y regreso al cine, «La manzana de oro», era expulsada de la Sección Oficial al haberse estrenado en otro certamen previo a la Seminci. A la espera del concurso, lo cierto es que el sucesor de Angulo tendrá ante sí una sombra alargada.
Compromiso con el diálogo
«El principal objetivo de esta primera fase del proyecto ha sido generar un archivo vivo, un espacio de reflexión y discusión en torno al pasado, el presente y el futuro del Festival abierto a diálogos críticos con el pensamiento, la investigación y la creación contemporánea», explican desde el festival vasco, siempre en transformación y cuyos principios dialogantes quedaron más que demostrados en la última edición, al mantenerse fieles a su Sección Oficial y no cancelar la proyección de la polémica «Sparta» de Ulrich Seidl, acusado en falso de maltrato infantil.
¿Y cuáles son los tesoros vivos, ocultos hasta ahora, del archivo? Tras siete décadas de funcionamiento como faro global del mejor cine, las estampas que ahora se abren para el disfrute ciudadano pasan por el mismísimo Federico Fellini, de blanco impoluto, hablando con la crítica española sobre «Las noches de Cabiria»; por Harrison Ford y Carrie Fisher, de gala para asistir al estreno europeo de «La guerra de las galaxias», como se anunciaba por toda Donosti en ese entonces, con Bertolucci en la ciudad; o incluso, con las primeras escenas de Marisol en la Concha o Sidney Poitier siendo agasajado por la tuna.
De la mano de Loterías y Apuestas del Estado, que ha aportado su granito de arena en materia de accesibilidad del archivo, el nuevo proyecto también nos acerca a los secretos de la organización de una cita de este calibre, con documentos oficiales que se irán revelando en los próximos meses. De esta forma, toda la carga de información se irá distribuyendo y almacenando en formato digital para que nunca pueda perderse o descatalogarse. «Estas historias potenciales solo serán contadas ahora, que las miradas van a poder acceder a ellas», explicó meridiano Pablo La Parra, investigador principal del proyecto, en la presentación a los medios del archivo, uno vivo, público y espectacular.