Kraken, el monstruo mitológico que engullía barcos enteros
Se trataba de un pulpo o calamar gigante que habitaban los fríos mares del norte y las aguas profundas. Algunos marineros confundían su enorme tamaño con una isla
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El mito surge en la mitología nórdica. Los pescadores de las frías aguas del norte se habían topado con criaturas de un tamaño insólito. Aparecían en la superficie fugazmente y arrancaban sus anzuelos y sus redes con su desproporcionado tamaño. En alguna ocasión, capturaban uno de sus enormes tentáculos. Se trataba de un tipo de calamar o de pulpo de ocho brazos tan grandes como una casa, capaces de tragarse a un humano y de llevar a lo profundo del océano a un barco completo. Era el Kraken, una criatura mitológica que, para suerte de los marinos, vivía en las profundidades del océano, pero que, de vez en cuando, emergía a la superficie para aterrorizar a los incautos.
Las leyendas se originan en en un relato de 1180 escrito por el rey Sverre de Noruega. Sin embargo, desde mucho tiempo antes, la leyenda de la criatura marina corría de forma oral entre los habitantes de las tierras del norte. Algunos decían que su tamaño era “el de una isla” de más de una milla de longitud, una historia creada a partir de la existencia real de algunos calamares de gran tamaño que de vez en cuando caían en las redes pesqueras y que medían unos 15 metros de largo.
En la mitología nórdica eran muy frecuentes las serpientes gigantes y existían diversas narraciones sobre criaturas de gran tamaño que emergían causando enormes remolinos y marejadas. En la “Saga de Örvar-Oddr”, el “Hafgufa”, que era el otro nombre que se le daba al Kraken, se describe así: «Hafgufa es el monstruo más grande del mar. La naturaleza de esta criatura es tragarse hombres y barcos, e incluso ballenas y todo lo que esté a su alcance. Permanece sumergido durante días, luego asoma la cabeza y las fosas nasales por encima de la superficie y permanece así al menos hasta el cambio de marea».
Los relatos excitaron la imaginación de generaciones hasta que llegaron incluso a formar parte de “20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne”. Su leyenda no dejó de crecer en el imaginario colectivo y dio el salto a las publicaciones científicas, como la de 1802 de Pierre Dénys de Montfort, quien reconoce la existencia de dos tipos de pulpos gigantes en “Histoire Naturelle Générale et Particulière des Mollusques”, una descripción enciclopédica de moluscos. Montfort afirmaba que el pulpo kraken había sido descrito por los marineros noruegos y balleneros, así como antiguos escritores como Plinio el Viejo. Una segunda categoría más grande, el pulpo colosal, estaba recogida en un ataque a un buque velero de Saint-Malo, frente a las costas de Angola.
Sin embargo, Montfort luego se atrevió a hacer afirmaciones más llamativas según las cuales hasta diez barcos de guerra británicos de los que se perdió el rastro súbitamente en 1782, habían sido atacados y hundidos por pulpos gigantes. Sin embargo, los británicos conocían por un superviviente del Ville de Paris, que el barco se había perdido por la causa de un huracán en la costa de Newfoundland en Septiembre de aquel año. El prestigio científico de Montfort nunca se recuperó.