Buscar Iniciar sesión

Alberto Rodríguez: «Me pregunto por qué ha funcionado “La isla mínima”

larazon

Creada:

Última actualización:

Antes de saber que sería su noche, se “quejaba”, en el mejor sentido de la expresión, de que “la temporada” de premios le había venido “larga”. Acertadamente, Alberto Rodríguez podía hablar de temporada, que comenzó a finales de septiembre en el Festival de San Sebastián, cuando se presentó la cinta y fue entonces cuando empezó a vislumbrar la enormidad que se le avenía, o por lo menos cuando tuvo confianza en que ese proyecto que tuvo tanto tiempo en un cajón iba a funcionar. “Cuando entré en la sala de visionado del Kursaal fue cuando descubrí el potencial de la película. Después de la presentación me salí, como hago siempre, porque lo paso muy mal. Volví a los diez minutos, vi que todo el mundo estaba callado y las cabecitas mirando a la pantalla. Entonces pensé: vamos bien”. Y tanto.
De Donostia se trajo la Concha de Plata al mejor actor para Javier Gutiérrez (que después se llevó el Feroz y el Goya), le premieron los productores en los Forqué, fue reconocida como mejor drama del año –entre otros galardones-- por los periodistas en la noche de los Feroz, después también el círculo de Escritores Cinematográficos y después de las antesalas llegaron los Goya donde “La isla mínima” culminó ese engrandecimiento que venía experimentando. Y con ella Rodríguez, templado y cauteloso hasta que se vio con los diez “cabezones”, dos de ellos parra él expresamente, el de Mejor Director y Guión Original (aunque no lo setía como suyo, dijo, poruqe lo compartía con Rafael Cobos). Es que el sevillano ya era veterano en acudir a esta fiesta e irse de vacío, le había pasado en las tres ocasiones en que estuvo citado como nominado, ningún Goya llevaba grabado su nombre y sus cintas, “7 vírgenes” y “Grupo 7” iban con 6 y 16 nominaciones respectivamente, y se llevaron 1 y 2 Goyas. “No tenía espinita, pero era una cuestión de no confiarse porque ya nos había pasado antes, íbamos con muchas nominaciones y nos volvíamos con poco”, comentó. Pero esta vez, 10 de 17, su redención en un “maremoto de sentimientos”, como describió su “mágica” noche del sábado. La espinita fue perder el Goya de Dirección de Producción, en el que estaba nominada su mujer, Manuela Ocón. “Me hacía ilusión porque la gente no sabe lo complicada que fue hacer esta película, en un territorio grande e inaccesible con numerosas dificultades que tuvimos que superar. Había momentos en que me planteaba si la película salía a delante o se acababa. Este disparate...a dónde va a llegar”. Y Manuela fue la que dio “sentido, orden y fue inteligente para apostar por la producción”, dijo el cineasta, brindando el merecido reconocimiento a ese apoyo que es muchas veces invisible en la pompa del éxito.
A pesar de que los académicos no hayan premiado hasta ahora a Alberto Rodríguez, con seis filmes en su currículum, dijo que no se ha sentido “poco reconocido, porque el éxito verdadero para un director es terminar una película y pode hacer la siguiente siempre. Yo en ese sentido he tenido pocas épocas en las que haya estado parado. Y por eso me siento muy reconocido”. Y también arropado y halagado, pues todos los que participaron en “La isla mínima” que tuvieron minuto con el micrófono pronunciaron su hombre seguido de palabras de agradecimiento. “El susurrador de los actores” le llegó a llamar Nerea Barros, Goya como Actriz Revelación.
Y sobre la sentencia de la Academia que consideró que el “thriller” de Rodrígez es la Mejor Película española del pasado año, el director dijo: “me pregunto por qué ha funcionado esta película, y no alguna de las otras que he hecho”... Será la intriga de su trama negra, su construcción hipnótica, sus soberbios cenitales del Parque de Doñana y la ribera del Guadalquivir, su ambiente húmedo, ochentero, sevillano... o que algo pasa en las salas españolas. “El público se ha reconciliado con el cine, eso es lo más importante que ha pasado. No hablo de cifras, sino de lo que piensa el ciudadano de a pie. Ahora toca poner las cosas en orden y la cultura tiene que dejar de ser un arma arrojadiza entre la izquierda y la derecha, y dejarnos de tonterías”.
El director recuerda que los cineastas patrios llevan unos años haciendo “cine muy diverso. En el año de “Blancanieves”, también estaba “La actriz y la modelo”, “Lo imposible” y “Grupo 7” como nominadas, pero es que también había destacado una de ciencia ficción de Vigalondo. Lo que había que hacer era encontrar al público y conectar. Toda sociedad y cultura necesita verse reflejada en su cine”, comentó. Ahora tocan ese punto a pesar de que la industria del cine, recordó, está atravesando uno de sus peores momentos. Pero son una raza “obligada a resistir, además, queremos resistir”, sentenció.

Archivado en: