"Alma Viva": la casa de los espíritus, los espíritus de la casa
Cristèle Alves Meira presentó en España su ópera prima, una luminosa película en la que, realismo mágico mediante, juega con los secretos familiares
Madrid Creada:
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Un fantasma recorre Europa. Arrastra consigo el tradicionalismo y le gusta recrearse en la costumbre, pero en lugar de mirar al pasado con nostalgia, lo hace en clave progresista, reivindicando la tradición como método de transgresión. Esta aparente contradicción está impregnando óperas primas por todo el continente. Se ha dejado sentir en "Alcarràs", "El agua" o "Secaderos", en nuestro país, y ha trascendido nuestras fronteras en películas como "Alma Viva", ya en cines. El debut en el largometraje de la francesa, de origen portugués, Cristèle Alves, tal y como las películas de Carla Simón, Elena López Riera o Rocío Mesa, es una extrapolación de sus trabajos en el corto, una ampliación y una elaboración (casi en directo) de un discurso fílmico estructurado.
"La película parte de una especie de necesidad, de deuda, con mi propia abuela. Cuando ella murió yo tenía apenas diez años y fui testigo de las disputas familiares que siguieron a su muerte", explica sincera Alves, que presentó la película hace unos días en la imponente Casa de América, en Madrid. Y sigue: "Mi familia no se ponía de acuerdo acerca de quién debía pagar el entierro, por eso he escrito la película con ese episodio en la memoria. Pero también con la vista puesta en esos parajes, en esa región a la que muy pocas veces se ha hecho justicia en el cine", explica la realizadora, sobre las zonas de Portugal que se han ido vaciando con la migración, como en el caso de su familia, más allá de los Pirineos.
De ese modo, entre los espíritus que se corrompen en la naturaleza, los que se queman producto de las llamas y los que emanan desde las propias casas, en forma de envidias, resquemores y hasta pasiones bajas, "Alma Viva" emerge como una película gloriosa en su luminosidad. Alves, que nos sitúa como espectadores a la altura de la niña protagonista, su propia hija (Lua Michel), intenta trasladarnos hasta esa sensación de ligereza propia de la infancia. Nada es real del todo, nada es mágico del todo. "Para mí era importante jugar en un tono híbrido, pero era un desafío. Era un riesgo, incluso. Pero tenía claro que hasta la situación más dramática podía convertirse en humor, en comedia. Por supuesto, todo eso pasaba por los actores, tenían que entender cómo iba a variar el tono. Y lo entendieron todos a la perfección. Tanto los profesionales como los naturales", apunta sobre su debut Alves.
Pero, ¿cómo es rodar dirigiendo a tu propia hija? Alves enseña sus cartas: "Desde un principio, teníamos claro que no se podían mezclar nuestros roles. El de madre e hija y el de actriz y directora. Así que lo que hicimos fue contratar a una mediadora para darle las instrucciones. De ese modo, terminado el día de rodaje, podíamos volver a hacer vida normal sin que ello afectara a cómo nos llevamos, a cómo se perciben nuestros roles por parte de la otra", explica la directora, antes de seguir sobre ese complicado proceso creativo: "Es normal que haya malentendidos o fricciones con el elenco, porque todos queremos que salga bien, pero lo de Lua fue increíble. En ningún momento aflojó, siempre dio el nivel, así que en ningún momento me vi obligada a exigirle más de lo que estaba dando. Nuestro director de fotografía estaba sorprendido. Decía que jamás había visto a una actriz joven con esa compostura. ¡Y ha trabajado con Isabelle Huppert!", completa divertida Alves.
Rara avis en nuestra cartelera, por sus humildes (que resultan en grandiosas) pretensiones, "Alma Viva" es una de esas películas que años después recordaremos como el comienzo de algo. Ojalá, de una prometedora carrera en el largometraje de Alves, quizá, la primera de muchas películas de Michel, pero lo que es seguro es que es uno de los filmes más cuidadosamente artesanales que llegarán a los cines españoles este año.