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Amadeo de Saboya en versión «indie»

Viva España con honra
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Lo «indie» (en la cinematografía española al menos) es Luis Miñarro (el viernes, por ejemplo, estrena «La lapidación de Saint Etienne», una más de sus producciones). Quizá sea el único productor de este país cuyo apellido se conozca en los principales festivales de cine del mundo. Hace unas semanas comenzó su aventura como director de un largometraje de ficción. A todos nos sorprendió su elección: Amadeo de Saboya. Sí, Miñarro ha querido sacar a la luz la figura de este rey breve que precedió a la I República. Para ello cuenta con Àlex Brendemühl como el monarca y con Bárbara Lennie, Lola Dueñas y Lorenzo Balducci en los papeles principales. Comenzó a rodar en Bari (Italia) y ahora el equipo recorre varias localizaciones en la provincia de Barcelona.

-Sorprende su elección temática para una primera película. ¿Podemos esperar una cinta histórica al estilo de «Maria Antonieta», de Sophia Coppola?

-Para nada. Sophia Coppola no está entre mis referencias, aunque su película, que tuvo muy mala crítica, me gustó. «Estrella fugaz» es una aproximación personal a la sensibilidad de Amadeo de Saboya, a quien no dejaron cumplir sus objetivos para España como bien se desprende de su discurso final. En cuanto a la elección de la temática para una primera película de ficción, le diré que toda temática es buena si es sentida. Mi fijación por este rey arranca de hace años; cuando mi abuela me regaló un duro de plata con su esfinge. Son así las cosas. Obedecen a vericuetos inesperados y no siempre conectados con la razón.

-¿Veremos grandes exteriores históricos o será algo más intimista?

-Mi voluntad es hacer una película intimista. Amadeo de Saboya también me sirve como excusa para expresar aspectos de mi personalidad, de mi manera de entender la vida y de mi visión de España. No es una cinta de carruajes ni grandes exteriores, que habitualmente sólo sirven para rellenar y no explican nada conceptualmente. Pero sí está bien documentada y tanto los decorados que aparecen como el vestuario obedecen a la sensibilidad de la época.

-¿Por qué cree que Amadeo de Saboya está tan olvidado? ¿Qué le atrajo de su figura?

-Todo el periodo que va desde Isabel II hasta la I República está olvidado. Quizá no nos guste ver nuestros propios demonios. España es un país olvidadizo que suele tropezar con las mismas piedras. Amadeo de Saboya no pudo hacerse con este país. Su reinado fue breve; no llegó a los tres años. Nada más llegar, asesinaron a su valedor, el General Prim. Durante su periodo en España se sucedieron gobiernos, se turnaron gobernantes, como Serrano y Zorrilla, en la calle había permanente conflictividad social y atentados. La situación era caótica y el ejemplo que se daba al exterior, nefasto. Amadeo de Saboya parece que pasó de puntillas por la historia. Éste desconocimiento es lo que me ha motivado a fijarme en él. De su figura me atrae su sensibilidad, su sentido de la «civiltá» y su capacidad de renuncia cuando reconoce que nadie quiere escucharle. Supo prescindir de las ansias de poder en un momento determinado.

-¿Cuánto influyó en su fracaso el asesinato de Prim, su principal valedor?

-Posiblemente se encontró sólo desde el inicio de su gestión, en un país que le era desconocido y que no estaba para refinamientos. Quizá su osadía fue intentar atreverse con España cuando su debilidad estaba en Baudelaire, Manzzoni, Garibaldi, la novela erótica y la masonería.

-¿Cómo es el Amadeo de Saboya de Álex Brendemühl?

-Compone un personaje de pocas palabras y de gestualidad muy expresiva. Por eso le he escogido. No se me ocurre otro actor español para el papel. Pensé en él desde el principio. A veces es soñador y tierno. Otras altivo. Otras perdido. Su actuación tiene algo de cine expresionista. Su físico se corresponde con el de un personaje de más allá de los Pirineos y creo que es partícipe de una cierta elegancia «prusiana».

-¿Cómo es la relación entre el director y el productor de esta película?

-Conviven con tranquilidad y afecto (risas). El presupuesto de la película está muy acotado por razones obvias. De hecho, se está esperando más financiación para poder acometer la postproducción en otoño. Se cumplen los horarios previstos y, actualmente, con el 75% del metraje rodado, sólo se tiene que repetir una secuencia por motivos técnicos. Ventajas de poder disponer de los actores más adecuados y de los mejores técnicos en este largo periodo de crisis. Si algo se encalla, ahí está la creatividad para suplirlo en lugar de empecinarse en repetir tomas y tomas de la misma secuencia y tener que pelearse «con el productor». No se trata meramente de ilustrar un guión, sino de sumergirse en un periodo cambiante y evolutivo. Lo que sí puedo decir es que tanto el director como el productor tienen un equipo entregado, con las pilas muy puestas, y todos entienden lo que se quiere comunicar. Está claro que, para ello, antes hay que hablar, expresar a dónde se quiere llegar y mostrar agradecimiento por su colaboración. He trabajado antes con ellos en otros proyectos y están siendo muy generosos. A mi entender, he seleccionado lo mejor.