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Antonio Alvarado: «España es tan diversa como sus diferentes formas de vestir»

El diseñador habla de sus orígenes e influencias y comparte una reflexión: «Primero sentirse y después vestirse, si es al contrario mal vamos»
Antonio Alvarado
Antonio AlvaradoIvan Alvarado
La Razón
  • Javier Menéndez Flores

    Javier Menéndez Flores

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Las propuestas del alicantino Antonio Alvarado siempre nos hablaron de un artista personalísimo y de fina sensibilidad. Fue uno de los renovadores de la moda española que surgieron en los 80 y vistió a los principales artistas españoles –músicos, actores, cineastas, pintores– que eclosionaron en esos años.
¿Somos lo que vestimos?
Solo en la intimidad. Hacia fuera caemos a veces en tentaciones estrambóticas.
¿Y qué tal viste el español medio? Del 1 al 10.
España es tan diversa como sus diferentes formas de vestir. Fundamentalmente en el color o en la ausencia de él, al igual que la climatología de las zonas. Incluso lo acotaría más: existen las tendencias de un barrio a otro. Pero me divierte mucho, como observador, toda esa variedad.
En la España de los 80 estaba todo por hacerse, y se hizo. ¿Es la edad de oro de la moda española?
Tanto como la edad de oro no me atrevería a decir. Pero sí se puso en valor el diseño de moda de autor, ya que los salones de costura estaban de capa caída. Tanto la Prensa nacional como la internacional acogieron nuestras propuestas con los brazos abiertos y esto dio paso a una industria fresca y emergente al alcance de todo un país, e incluso exportable.
Fueron un puñado de audaces: usted, Jesús del Pozo, Manuel Piña, Francis Montesinos, Sybilla, Adolfo Do-mínguez, Elisa Bracci, Agatha Ruiz de la Prada, Devota & Lomba… ¿Siente nostalgia?
Más que nostalgia siento gratitud. Con los que se fueron, por pioneros, y con los que quedamos, por seguir defendiendo una profesión que no siempre es una pasarela pública: también requiere mucha tenacidad y cabezonería. La nostalgia no es la mejor compañía.
Su estilo es una moda ajena a las modas, intemporal. ¿Quiénes fueron sus maestros y en cuáles de los diseñadores actuales se reconoce?
Mis influencias/referencias fueron muchas y dispares. Cuando uno empieza tiene que empaparse de todo lo que le atrae, cine, música, moda, literatura, y soñar cómo darle forma y personalizarlo para crear una marca con identidad suficiente y despertar deseo, y eso es lo que hice o intenté hacer. Proyectarme en el espejo de otros no es lo mío, pero sí admiro mucho la coherencia y efecto del trabajo en el diseño de moda de las nuevas generaciones que no son «flor de un día». Trazan unas carreras con propuestas muy sinceras, mucha responsabilidad personal y marketing espectacular, y con reconocimiento del público, redes y oficialidades, como algunos premios que visibilizan la moda en otras esferas. Respecto al nivel profesional, si me tengo que declarar a alguien… prefiero seguir como «outsider».
Vistió a Almodóvar, Banderas, Luz Casal, María Barranco, Mecano, Alaska, Tino Casal... Sus dos aes se volvieron muy codiciadas por los talentos emergentes. ¿Cómo hizo para que esa caricia al ego no lo deshilachara?
Realizar el trabajo que me gusta, y tener la suerte de vestir a personas que admiras por su profesión, es un puro placer. Pero si a esto le añadimos un buen grado de amistad, ya ni le haces caso al ego, que también es una buena fórmula de mantener el equilibrio, y esto es lo realmente difícil en el mundo de la moda.
Los títulos de sus desfiles («Baja Costura», «Tacón Amargo», «Lo Prohibido», «Pecado Mortal», «Las Tentaciones»…) eran invitadores, bastante visuales. ¿Estaban muy meditados?
Los títulos de las colecciones siempre se buscaron como narrativa del contenido, estado de ánimo o reivindicación de los silencios que causa la propia pasarela. Tan importantes fueron los títulos como las bandas sonoras. Entre esas dos aportaciones tienes que transmitir todo aquello que no siempre es fácil de expresar, y mucho menos con palabras. He comparado las presentaciones con películas sin diálogos en donde la imagen y la música te dicen todo y en perfecta sintonía.
Caprile se niega a considerar a los diseñadores (él odia ese término, prefiere llamarlos modistas) como artistas. ¿Coincide o discrepa? Razónelo, por favor.
No le voy a llevar la contraria a mi querido Lorenzo, pero no coincido. Un modista es aquel que desarrolla toda su creatividad construyendo vestidos por encargo, al igual que el sastre o sastra están más especializados en trajes. Las convivencias entre las diferentes especializaciones son absolutamente necesarias, pero, profesionalmente, me considero diseñador, ya que he intervenido en otros campos creativos: calzado, joyería, ropa de baño y casa, mobiliario, decoración, bolsos, relojes, etcétera. Dígame qué pongo en mi DNI...
«Ponme como un sello sobre tu corazón, / como una marca sobre tu brazo» («Cantar de los Cantares»). ¿Así debería vestirse uno siempre, con esa pasión, aun para ir a comprar el pan?
Primero sentirse y después vestirse, si es al contrario mal vamos.
Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». Yo se lo pregunto a usted: ¿tiene fuego?
Sí, en las pestañas cada vez que enciendo un cigarrillo sin gafas.