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Hallazgo
Aparece en un jardín particular de EE UU una lápida romana de casi 2.000 años desaparecida el siglo pasado
El objeto, con inscripciones latinas, perteneció a una colección europea antes de desaparecer a mediados del siglo XX

Una pareja de Nueva Orleans realizó un hallazgo excepcional mientras limpiaba su jardín: una losa funeraria romana de mármol con casi dos mil años de antigüedad. La pieza, de unos 1.900 años, contenía una inscripción en latín que rendía homenaje a un marino del Imperio romano. Intrigados por el descubrimiento, los propietarios contactaron con especialistas académicos para determinar el origen de la piedra y las circunstancias que explicaran su presencia en Estados Unidos. En el análisis participaron antropólogos, arqueólogos y profesores de estudios clásicos, que confirmaron la autenticidad del objeto y descifraron su inscripción.
La lápida resultó pertenecer a Sextus Congenius Verus, un soldado-marino adscrito a la flota pretoriana Misenensis, con base en Miseno (Italia). La traducción del texto revela que decía: "A los espíritus de los muertos por Sextus Congenius Verus, soldado de la flota pretoriana Misenensis, de la nación de los Bessi, que vivió 42 años y sirvió 22 en lo militar, en la trirreme Asclepius. Atilius Carus y Vettius Longinus, sus herederos, hicieron esto por él, bien merecedor".
El hallazgo adquirió aún más relevancia cuando los expertos descubrieron que la descripción coincidía con una pieza reportada como desaparecida del museo de Civitavecchia (Italia) durante el siglo pasado. La pareja notificó el caso a las autoridades, que pusieron el hallazgo en manos del equipo de crímenes artísticos del FBI.
Las primeras investigaciones apuntan a que la lápida pudo ser trasladada tras la Segunda Guerra Mundial, posiblemente por militares o anticuarios durante el caótico periodo de posguerra. El museo de Civitavecchia, en la costa del Lacio, sufrió importantes pérdidas durante los bombardeos aliados de 1943 y 1944, lo que refuerza la hipótesis del extravío en esa época.
El arqueólogo D. Ryan Gray, de la Universidad de Nueva Orleans, calificó el suceso como "una feliz intersección entre la curiosidad de un propietario y el descubrimiento de algo inesperado e históricamente significativo". Las autoridades estadounidenses mantienen la pieza bajo custodia mientras se completan las verificaciones. Si se confirma su procedencia, la lápida será repatriada a Italia para su reintegración en el museo original.
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