Aparece una novela inédita de Manuel Vázquez Montalbán
Es una obra terminada que presentó al Premio Biblioteca Breve y donde se aprecian correcciones para eludir la censura franquista
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Nunca hay que dar por cerrada la obra de un autor. En el momento más inesperado, aparece un nuevo manuscrito, un nuevo original, un rimero o conjunto de folios que hace que su bibliografía vuelva a reabrirse, aunque él haya fallecido hace tiempo. Es un clásico. Sucede con casi todos los narradores, quizá porque el cajón de los inéditos es una especie de agujero insondable, una chistera de mago de la que, en el momento más inesperado, sale algo inesperado que nos sorprende. Es lo que ha ocurrido hace un año con el novelista Louis Ferdinand-Céline –sus familiares han denunciado a la editorial Gallimard por estos legajos– y ahora sucede en nuestro país con un autor de tacha irreprochable, un maestro del género negro que ha influido en autores como Camilleri.
Este otoño próximo, la editorial Navona publicará un nuevo libro del creador del célebre Pepe Carvalho, uno de esos personajes que ha gozado de enorme fortuna y que contó con el apoyo de los lectores desde su primer lance literario, «Yo maté a Kennedy», que salió en 1972. Manuel Vázquez Montalbán marcó con su presencia y su literatura toda una época, y ahora regresa con una obra que, además, cuenta con una historia propia aparte de la que discurre en sus páginas. Fue la primera novela que escribió el narrador barcelonés y arrastra una anécdota jugosa que aumentará el interés por él. Para eludir la estricta censura franquista, el escritor se vio obligado a cambiar los nombres de los personajes y también suprimir ciertas alusiones a lugares que no estaban bien vistos en esos días de cielo ceniciento. Así era la historia en aquel momento. El autor del descubrimiento ha sido José Colmeiro, profesor de Filología Hispánica de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, un hombre con una larga trayectoria y experiencia sobre el legado del escritor.
Este documento estaba depositado en el llamado «Fondo Manuel Vázquez Montalbán», que es donde se custodia gran parte si no toda la obra que dejó, aparte de apuntes y otras curiosidades. Hasta ahora, este conjunto había permanecido sin estudiar ni revisar por los especialistas. Se había quedado en depósito en la Biblioteca de Catalunya por expreso deseo de la familia del autor. Esto sucedió en 2016. El motivo que ha retrasado su revisión ha sido un asunto de pura lógica. Se necesitaba un periodo de tiempo para catalogarlo y evitar que sobrevinieran pérdidas por extravío. La pandemia añadió, además, un plazo más, otra demora.
Según informa la editorial Navona, este libro, que fue el primero que escribió Manuel Vázquez Montalbán, así que tenemos aquí a un escritor que forcejea y pelea por abrirse paso en la literatura y forjarse una reputación. En ese tiempo, sólo había publicado un ensayo, «Informe sobre la información» y todavía quedaba tiempo para que sacara su primer volumen de poesía, «Una educación sentimental», y entrara en la narrativa con «Recordando a Dardé». Otra anécdota es que presentó este libro al premio Biblioteca Breve y que no ganó, como es sencillo de deducir. ¿Qué es lo que convenció al escritor para que la abandonara y la dejara aparcada? Esos motivos se desconocen por ahora. Pero lo interesante son los mimbres con los que tejió su primera incursión en la ficción. La obra está relatada en primera persona -parece ser que el protagonista es una especie de alter ego- y se convierte en una suerte de crónica de la década de los años 60 en Barcelona. Tiene un tono mordaz, irónico, sobre la sociedad que trata y abunda. «Representa una fascinante caja negra del escritor, que adelanta en forma embrionaria las preocupaciones, temas y obsesiones que habrá de desarrollar a lo largo de su prolífica y variada carrera literaria», ha declarado el propio Colmeiro.
Otro punto que subraya la relevancia del hallazgo son las referencias biográficas. En estas líneas asoman puntos y hechos que son fáciles de ligar al devenir de Vázquez Montalbán. Aquí asoma la vida en prisión, retratada con viveza, y la experiencia en la clandestinidad que él mismo vivió. La historia, al revés que, en otras ocasiones, está totalmente terminada, está mecanografiada y trabajada en tres tintas distintas.