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Aquí se sentaba Bernarda Alba

Valderrubio abre hoy la casa que fue propiedad de Frasquita Alba, la mujer que inspiró la última tragedia de Federico García Lorca. Es un elemento más para conocer los lugares que inspiraron al poeta

Las obras de remodelación en el inmueble han permitido recuperar el espíritu de lo que fue la casa de Bernarda Alba
Las obras de remodelación en el inmueble han permitido recuperar el espíritu de lo que fue la casa de Bernarda Albalarazon

Valderrubio abre hoy la casa que fue propiedad de Frasquita Alba, la mujer que inspiró la última tragedia de Federico García Lorca. Es un elemento más para conocer los lugares que inspiraron al poeta.

Hoy Valderrubio, un pueblo de la vega granadina, recupera un espacio que durante décadas ha permanecido cerrado. Sobre él se cernía la sombra alargada de una tragedia que existió en la imaginación de uno de los poetas españoles más importantes del siglo pasado, una obra que convirtió a la familia que vivió en ese hogar en personajes de referencia de la literatura universal. La obra se llamaba «La casa de Bernarda Alba» y fue el último texto dramático de Federico García Lorca, concluido unas escasas semanas antes de convertirse en una de las primeras víctimas de la Guerra Civil, uno de los granadinos asesinados por aquellos que se levantaron en armas contra el gobierno de la Segunda República.

El inmueble fue propiedad de Francisca Alba Sierra, también llamada Frasquita Alba, con su familia, al lado de los Delgado García, primos de Federico. Una de las primas, Mercedes Delgado García, recordaría mucho tiempo después que la obra lorquiana no fue del agrado de los Alba. En conversaciones con la investigadora Eulalia-Dolores de la Higuera Rojas, Mercedes admitió que de Valderrubio «es de donde ha sacado los personajes de su teatro. Asómate por la tapia y verás desde aquí el aljibe que separa esta casa de la de Bernarda Alba.... Bueno, no se llamaba Bernarda, sino Frasquita y la historia es bien cierta. Los Alba, quitando la Frasquita, eran gente muy pobre de espíritu. Se disgustaron cuando Federico escribió “La casa de Bernarda Alba”, y nos retiraron el saludo y todo, pero ahora las nietas nos vuelven a saludar. Y no sólo personajes como los Alba, sino Pepico el de Roma y tantos otros».

Pepico el de Roma es Pepe el Romano de la tragedia lorquiana, el hombre misterioso que no sale en escena y que provoca el conflicto que persigue a buena parte de las mujeres que velan su luto entre las cuatro paredes de la casa. Y es que Lorca bebía de la tradición, de los recuerdos de su infancia para construir su obra maestra. Alguien tan conocedor del trabajo de Federico, como era su hermano Francisco, afirmaba que en esta obra teatral se veía «la proyección teatral» del carácter de Valderrubio, así como la representación de «algunos de sus extravagantes personajes».

Lacasa, que hoy inaugura Susana Díaz, la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, fue adquirida por el Consorcio de Vega Sierra Elvira en 2013, cediéndole la titularidad del inmueble al Ayuntamiento de Valderrubio en 2014. No fue hasta el año siguiente que se iniciaron los trabajos de recuperación de la casa comenzaron, una labor que concluyó en este año con un coste aproximado de 400.000 €

A partir de un proyecto que firma el arquitecto Rafael González Vargas, la casa de Bernarda/Frasquita Alba es la tradicional en los pueblos de la vega granadina, uno de los espacios más queridos por el autor de «Romancero gitano» y «Poeta en Nueva York». Su estructura es de dos plantas, concebida para servir a la vez como vivienda y como espacio donde almacenar la cosecha. En estas labores se ha reparado la estructura, fachada, cubierta y los revestimientos y carpinterías, consiguiendo la recuperación del inmueble para poder devolverle su completa funcionalidad.

Cuidados de restauración

Otro de los hitos en la restauración de la casa lo encontramos en la intervención de la cubierta con la que se ha podido alcanzar la su rehabilitación, siguiendo un sistema constructivo idéntico al que tenía en su época, entre finales del siglo XIX y principios del XX. Todo ello sin introducir nuevos materiales y manteniendo los mismos elementos para no desvirtuar el aspecto estético ni los elementos constructivos. De esta manera se ha querido ser lo más fiel posible al estado inicial de este histórico edificio. El recorrido por la casa se complementa con un audiovisual en el que se reconstruye el ambiente del inmueble y del tiempo en el que vivía la mujer que inspiró a Federico García Lorca.

Pero, ¿quién era Francisca Alba? La verdad es que no se tiene mucha información sobre ella. En el cementerio de Valderrubio está la tumba de esta mujer que nació en 1858 y falleció el 24 de julio de 1924. Había tenido dos matrimonios y, en el momento de su muerte, Francisca dejaba no poca descendencia. En ella estaba una chica llamada Amelia Rodríguez Alba quien acabó casándose con un hombre llamado José Benavides Peña, un vecino del cercano pueblo de Romanilla. No cabe duda de que éste es quien inspiró uno de los personajes fundamentales de «La casa de Bernarda Alba»: Pepe el Romano.

Incluso para la puesta en escena de la obra, algo que por desgracia no pudo ver cumplido, el poeta pensaba en Valderrubio. Para el estreno de la tragedia, Lorca se puso en contacto con el pintor José Caballero, un buen amigo que había sido el responsable de los decorados y los figurines de la representación de «Bodas de sangre» en 1935. Para «La casa de Bernarda Alba» Lorca le había realizado no pocas indicaciones que tenían como punto de partida lo vivido durante su infancia veguera. El mismo Caballero lo explicaría así en unas notas conservadas hoy en la fundación que lleva su nombre en Madrid: «Hablamos de los decorados de “La casa de Bernarda Alba”, de los que Federico me hizo unos pequeños bocetos que, desgraciadamente, he extraviado. Recuerdo sí que en la casa de Bernarda Alba habían de figurar unas vigas en el techo con melones colgados, debe ser costumbre granadina. En el patinillo había un jazmín sembrado en un gran bidón blanqueado. También en la casa había un aparato de hacer encaje de bolillos, mucho mayor que de tamaño natural, del tamaño de un piano».

En otras notas, fruto de sus últimas conversaciones con el poeta, Caballero rememoraba con precisión más detalles de la casa, detalles que –una vez más– se basan en los recuerdos lorquianos de lo visto en Valderrubio muchos años antes. Sobre el decorado principal de la casa, «Federico y yo hablamos que el único color será el blanco en contraste de los trajes blancos enlutados de los personajes... y el salón blanco asombrado de la casa, sostenido por severas vigas negras todo colgado de melones sujetos con cuerdas como si fuera un huerto colgado en el techo».

Todo ese decorado es ahora una realidad al alcance de todos aquellos que se acerquen desde esta semana al número 1 de la calle Real de Valderrubio.