Nueva York

Arte italiano con sello español

Miguel Quismondo ha diseñado Magazzino, primer centro cultural obra de un arquitecto patrio y que se une a la oferta la escena cultural del río Hudson

Magazzino
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Miguel Quismondo ha diseñado Magazzino, primer centro cultural obra de un arquitecto patrio y que se une a la oferta la escena cultural del río Hudson.

Da la sensación de que a lo largo de los años, en la escena cultural del valle del río Hudson de Nueva York, un gigante hubiera ido colocado los diferentes espacios de arte. Entre los más destacados se encuentran Dia:Beacon, Riggio Galleries, Storm King Art Center, Manitoga, Putnam History Museum o Hudson Valley Center for Contemporary Art. Desde hace unos días se les ha unido Magazzino, que traducido vendría ser como almacén en italiano, donde se guardarán 70 de las 400 piezas de arte italiano contemporáneo (en su mayoría de Arte Povera), pertenecientes a Nancy Olnick y Giorgio Spanu. Su arquitecto, Miguel Quismondo, primer español que diseña un espacio de arte en Nueva York, ha abordado el proyecto con sus máximas: descubrimiento, exploración y asentamiento en una zona, a veces, de naturaleza salvaje.

De leche a arte povera

El español desvela los detalles de cómo surgió la idea de crear Magazzino: «Había un edificio de 1964 que se había concebido como un centro de distribución de productos lácteos. Por eso, estaba rodeado de muelles de carga y descarga. En los años 80, se reconvirtió en una planta de ensamblaje de equipos informáticos para maquinaria. En 2012, el edificio perdió su uso y el dueño vendió la propiedad». El edificio se ha convertido en un espacio de arte de 2.000 metros cuadrados con ocho salas de exposición, donde se podrán ver piezas de Giovanni Anselmo, Alighiero Boetti, Pier Paolo Calzolari, Luciano Fabro, Jannis Kounellis, Mario Merz, Marisa Merz, Giulio Paolini, Giuseppe Penone, Michelangelo Pistoletto y Gilberto Zorio.

«Nancy Olnick, Giorgio Spanu y yo llegamos a la conclusión de que el edificio podría servir para su colección siempre y cuando pudiéramos ampliar sus metros cuadrados. El nuevo espacio necesitaba una mayor altura libre, debido a que algunas piezas de la colección excedían la altura de la estructura», explica el arquitecto. Para su ejecución ha contado con la ayuda del arquitecto Jesús Aparicio Alfaro.

«Recurrimos al diálogo entre lo existente y lo nuevo, ya que el edificio existente se abre hacia un sosegado patio interior, mientras la ampliación permite una ventana. En esta ocasión, miraría hacia un paisaje con un huerto, plantado por los fundadores de Magazzino», explica Quismondo, que ha dado especial relevancia a la luz. «Juega papel importantísimo en cualquier espacio, lo humaniza y le da escala y carácter. Nos ayuda a enfatizar el diálogo entre los dos edificios: el existente trabaja con una luz sólida puntual, con lucernarios alineados con los ejes de circulación. Mientras, la ampliación propone una luz uniforme y tenue que maximiza el aprovechamiento. En ambos casos, hemos maximizado la flexibilidad de la luz artificial mediante rieles de luz que recorren los cordones inferiores de la estructura», explica el arquitecto de Magazzino. El proyecto consta de dos partes: la estructura existente y una ampliación para cumplir con el programa de necesidades de las obras de la colección. La materialidad de los edificios, así como su escala, son bien diferentes, lo que permite una gran versatilidad a la hora de exponer. Los dos espacios, además, están organizados de manera que la «promenade architecturale», de la que tanto hablaría le Corbusier, sea una de las bases de la organización espacial. Lo existente y lo nuevo se conectan mediante piezas de vidrio, transparentes que organizan el espacio de entrada y la compresión de la sala. Esta distribución deja un patio en el centro al que van a dar las distintas salas. El patio, de hecho, es el elemento que unifica y cohesiona el recorrido.

La exposición inaugural homenajeará a Margherita Stein, fundadora de la Galleria Christian Stein en Turín. De esta manera continúa el legado en Estados Unidos de esta experta afincada en Turín, que tuvo que adoptar el alias de «Christian Stein», nombre de su marido, para abrirse camino como galerista. Entre 1966, fecha en la que se abrió la galería, y 1999, Stein trabajó con artistas relacionados con el «spazialismo», el grupo Zero y el Arte Povera. Consiguió que se reconociese el último movimiento citado, primero en Italia, después en Europa, y más tarde en EE UU. Y con Magazzino Nancy Olnick y Giorgio Spanu continúan con su misión en Nueva York al poner una colección de piezas tan significativas de Arte Povera al alcance del público, donde resaltan los ya mencionados 5.000 vólumenes de arte italiano. Al mismo tiempo, descubren nuevos talentos y coleccionan arte italiano de nuevas generaciones, entre los que destacan Arena u Ornaghi & Prestinari.