Arte

Rubens y la revitalización del arte flamenco

Bienvenidos sean al museo del siglo XXI: mañana el Museo Real de Bellas Artes de Amberes reabre tras 11 años de construcción y renovación ambiciosa

La revisión y restauración de obras de Rubens ha sido parte del «plan maestro» del KMSKA
La revisión y restauración de obras de Rubens ha sido parte del «plan maestro» del KMSKAKarin Borghouts

Si Rubens viviese hoy, con esta ineludible presencia de la tecnología, sería un magnífico director de cine. Un cineasta flamenco, en referencia a esa marcada mirada hacia los detalles, capaces de liberar la mayor información con la menor pincelada. En sus lienzos, Rubens ofrece el «encuadre» exacto que necesita el espectador para comprender el contexto de su obra. Sin más explicación que la de observar el juego de sus colores, líneas perpendiculares y grandes dimensiones. Un imponente estilo que bien se aprecia en la sala principal del Museo Real de Bellas Artes de Amberes (KMSKA por sus siglas en neerlandés). Si bien el espacio gestiona 27 pinturas de Rubens y unos 600 grabados, cifras que no representan la gran producción del artista, sí celebra albergar algunas de sus «indiscutibles obras maestras», como es «La adoración de los reyes magos» –que Rubens terminó en tan solo dos semanas– o «La Virgen en trono rodeado de santos». La firma de este artista flamenco es tan solo una de las numerosas joyas que se incluyen en la ambiciosa colección del KMSKA, y que ahora se presenta como una mirada revitalizada hacia el arte flamenco. El museo antuerpiense reabre mañana sus puertas tras 11 años con un vasto lavado de cara: tanto en términos de colección como de arquitectura, el espacio regresa tras un «plan maestro» de ampliación y revisión de sus obras. Y el resultado no es otro que el diálogo.

El museo contiene la más grande y valiosa colección de arte flamenco de Flandes
El museo contiene la más grande y valiosa colección de arte flamenco de FlandesKarin Borghouts

Un proyecto «barato»

La renovación ha sido ambiciosa y total. En lugar de ampliar a través del espacio de alrededor –que con la restauración se implementa como una obra de arte más–, han optado por un proyecto desde dentro: donde había cuatro patios interiores, ahora hay 10 nuevas salas modernas implementadas como piezas de Lego, con el blanco puro como distintivo primario. Un plan que ha conseguido aumentar el espacio en un 40%, capaz de integrar dos mundos artísticos en un solo edificio y contando con más de 100 millones de euros financiados por el gobierno flamenco. Una cantidad que, asegura el ministro presidente Jan Jambon «es mucho dinero, pero barato en comparación con construcciones de museos similares en el extranjero».

Las nuevas salas que se han introducido durante la reconstrucción toma el blanco puro como distintivo primario
Las nuevas salas que se han introducido durante la reconstrucción toma el blanco puro como distintivo primarioKarin Borghouts

El KMSKA ha priorizado, por tanto, el contraste. Ya no solo por la llamativa aportación del artista visual Christophe Coppens, quien en el proyecto «Los 10» ha interpretado detalles de una decena de obras de la colección del museo, como es el caso de un gran sofá con forma de dromedario frente a los reyes magos de Rubens. Sino que también ha fomentado una comunicación permanente entre dos períodos principales: mostramos a los antiguos maestros en la parte histórica y a los artistas modernos en las nuevas salas –en algunos espacios aparecen mezclados–. Así, se exhiben siete siglos de arte –desde mediados del siglo XIV hasta finales del XX– y se incluyen obras de Modigliani, Cabanel, Fouquet, Pieter Brueghel I, Van Dyck, Titiaan, Rodin o Van Eyck. Barroco, pintura flamenca y arte moderno se entrelazan en una reestructuración que, explica Herwig Todts, uno de los curadores del espacio especializado en arte moderno, no ha conllevado la adquisición de nuevas obras, «pues la mayoría de la colección era la que se exhibía hace una década, pero sí hemos buscado mostrarlas en mejor situación».

En primer plano, una interpretación del artista visual Christophe Coppens de "La adoración de los reyes magos" de Rubens (al fondo)
En primer plano, una interpretación del artista visual Christophe Coppens de "La adoración de los reyes magos" de Rubens (al fondo)Karin Borghouts

Todo ello, con un nexo: James Ensor. «Tenemos la mayor colección de Ensor del mundo. Le hemos asignado un ala entera», dice Carmen Willems, directora general del KSMKA. Así, en la colección de 8.400 piezas que posee el espacio –la más grande y valiosa de Flandes–, este artista sirve como desembocadura de los afluentes estilísticos, en homenaje a su obra como la apertura al arte moderno en Bélgica y, ahora, como ejemplo de la capacidad adaptativa a los nuevos tiempos del arte flamenco. Bienvenidos sean, por tanto, a un museo del siglo XXI.

«La intriga» es una de las obras más conocidas de James Ensor
«La intriga» es una de las obras más conocidas de James EnsorKMSKA
El museo como centro neurálgico de la sociedad
En palabras de la directora general del KMSKA, «un museo tiene que ser el centro de la sociedad». Por ello, cada renovación tiene en cuenta los cambios sociales, y «cuando concebimos la nueva visión del espacio tuvimos en cuenta temas como el feminismo o el colonialismo». De hecho, aseguran que seguirán estudiando especialmente este último aspecto, pues si bien el museo original no fue construido con fondos coloniales, preparan un seminario para 2024 donde «darán el lugar que se merece a esta historia». Asegura la directora que, antes de cerrar para la reconstrucción, «el museo tenía un enfoque conservador», de manera que han trabajado en ofrecer «la mayor sensación de pensamiento, participación y creatividad».
Con esto, de la misma manera que cuando volvieron los retablos robados durante las guerras napoleónicas a Amberes, el sábado sonarán las campanas de la ciudad. Un repicar que, asegura la directora, “es señal de la importancia que el museo tiene para la ciudad. Mañana sonarán las campanas del Carolus, una torre que está en la Catedral y que forma parte de la ciudad. También hemos repartido pósters entre los vecinos del museo para que muestren su orgullo”, concluye. De nuevo, y al igual que el mecenazgo civil enriqueció el museo entre 1864 y 1964 con donaciones bajo el lema “Artibus Patriae” (”para las artes de la patria”), lo que se vivirá mañana en la ciudad belga será una celebración absoluta de visitantes y vecinos por y para el arte.