Arte

Pague impuestos con un Goya (si es rico)

El nuevo impuesto de solidaridad para las grandes fortunas podrá pagarse en especie con obras de arte

"La riña en el mesón del gallo", obra de Goya que está en el Museo del Prado procedente de Caja Madrid
"La riña en el mesón del gallo", obra de Goya que está en el Museo del Prado procedente de Caja MadridMuseo del Prado

Es una de las grandes apuestas de fiscalidad del Gobierno. El nuevo impuesto de solidaridad para las grandes fortunas afectará, según algunos cálculos, a 3.700 fortunas en España que acumulan un patrimonio superior a los 3,7 millones de euros a finales de este ejercicio. Se trata de un gravamen que se encuentra bajo debate parlamentario en la ley de creación de los nuevos impuestos a grandes empresas energéticas y financieras, y que se dirige, en este caso, a particulares con grandes patrimonios. Sin embargo, en previsión de que esas familias carezcan de la liquidez suficiente para pagar la nueva tasa, una enmienda presentada por el PSOE y Podemos plantea la posibilidad de que se haga frente al tributo con la dación de obras de arte u otros bienes de Patrimonio Histórico de interés para el Estado. Esta medida no sería una novedad histórica, ya que el Ministerio de Hacienda recibió obras de arte hasta 2008 de forma habitual como pago por impuestos, pero desde 2014 ha dejado de aceptarlas por la “baja calidad o interés de las piezas que se le ofrecían”, según informa “Expansión”. Sin embargo, el perfil de los particulares que se verían afectados por el nuevo impuesto, podría reavivar el interés por ambas partes de realizarse el pago «en especie».

Así, la dación en pago, que es el nombre que recibe esta modalidad para pagar impuestos con arte, está regulada y es un método empleado sobre todo por bancos y grandes corporaciones. Sin embargo, como es lógico, no puede entregarse cualquier pieza, sino alguna que previamente haya sido recogida en los registros del Patrimonio Histórico Español, o bien aparezcan tanto en el Registro General de Bienes de Interés Cultural o en el Inventario General. De esta forma, estamos ante un procedimiento habitual que ha llevado a los almacenes y galerías del Museo del Prado, por ejemplo, más de 200 obras de arte. Algunas de Goya, como «Riña en el mesón del gallo», «Tobías y el ángel», «San Juan Bautista niño en el desierto» y la «Sagrada familia», todas procedentes de Caja Madrid, entidad que abonó de esta forma el impuesto de sociedades antes de convertirse en Bankia. También «Retrato de María Teresa de Vallabriga», del pintor aragonés, pero en este caso procedente de Bankinter. «La crucifixión», de Juan de Flandes, también llegó a la pinacoteca procedente de otra gran compañía, Ferrovial.

Sin embargo, en los últimos años han dejado de llegar a Hacienda ofrecimientos de obras con el suficiente interés. El fisco ha rechazado casi todos los expedientes presentados en los últimos ocho años, de manera que quién sabe si, entre las familias y particulares ricos a los que el Gobierno dirige ahora el impuesto solidario, puedan hacerse aflorar joyas del patrimonio que terminen viéndose y disfrutándose por todo el mundo. La nueva regulación que propone el Ejecutivo abre la vía a los interesados que deseen desprenderse de esa obra maestra que uno tiene olvidada en la buhardilla o la habitación de invitados. Interesados ricos y amantes del arte, pueden dirigirse a: Ministerio de Hacienda.