La cruda visión de Goya sobre el Levantamiento del 2 de mayo
El artista retrató los enfrentamientos del pueblo madrileño contra los franceses en dos icónicos lienzos que cuelgan de las paredes del Prado
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Pensar en el 2 de mayo desde el punto de vista artístico es acudir a la obra de Francisco de Goya. El pintor fue retratista de su tiempo, desde los más lujosos palacios hasta los callejones más oscuros. Creó lienzos de la familia real de su época con la misma maestría que reflejó los sufrimientos y desastres del pueblo. Figura un episodio histórico concreto, más allá de nombres compuestos y grandes salones, que nos traslada de forma casi obligada a la pintura de Goya, y es el que tiene que ver con las revueltas del 2 de mayo de 1808 y su consecuente Guerra de la Independencia (1808-1814). El artista dejó como legado una descarnada visión sobre los desastres que causaron aquellos enfrentamientos, y que se materializaron en dos icónicas obras que se exponen en la colección permanente del Museo del Prado.
Estas pinturas no fueron caprichos de Goya, sino resultado de unos encargos por parte del regreso a España de Fernando VII. Una vez finalizada la contienda, el monarca regresaría al trono, y su llegada a la capital iba a coincidir con la primera conmemoración del alzamiento del pueblo de Madrid contra los franceses. Ante esto, Fernando VII quiso crear obras que se colgaran en las salas de Palacio, y el resultado fueron dos grandes pinturas que se dieron por terminadas, según la bibliografía, el 29 de noviembre de 1814.
Uno de estos lienzos es el icónico "El 2 de mayo de 1808 en Madrid" o "La lucha con los mamelucos". Para retratar lo sucedido en aquellos ataques, Goya se decantó, según especifica en la web de la Pinacoteca, "por el combate callejero contra la caballería francesa, representando principalmente a los más aguerridos y famosos de todos, los mamelucos de la Guardia Imperial, tropas de élite, aunque figuran también un dragón de la Emperatriz y, entre otros muertos, un granadero de la Guardia Imperial o un marinero de línea. Entre los asaltantes españoles, la diversidad de tipos, con atuendos de varias regiones, expresan la variedad del pueblo que se alzó contra los franceses". En cuanto al lugar donde ubicó Goya estos hechos, han sido varias las identificaciones: desde la Puerta del Sol hasta la Plaza de la Cebada, la Calle Mayor o la Calle de Carretas.
Por otro lado, y también expuesto en el Prado, Goya también creó el cuadro "El 3 de mayo en Madrid" o "Los fusilamientos". En esta obra, el artista retrata las represalias que tomaron los franceses tras el levantamiento de Madrid de la noche anterior. Y la escena está repleta de dramatismo. "Escogió para este asunto, iniciado ya por las tropas francesas en la misma tarde del 2 de mayo en el paseo del Prado y a la luz del día, las ejecuciones de la noche y la lluviosa madrugada del 3 de mayo a las afueras de Madrid", explican desde el museo. Según Charles Yriarte especificó en el siglo XIX en su monografía, el pintor situó esta escena en la zona de los cuarteles de Príncipe Pío, "donde hubo lugar ejecuciones importantes, aunque se llevaron a cabo en muchos otros lugares de Madrid, incluidas sus puertas principales", apunta el Prado.
No son estos los únicos lienzos de Goya vinculados a los desastres de la Guerra de la Independencia. Es sabido que este marco histórico fue testigo del declive mental y físico del pintor, y producto de estas oscuridades son las conocidas Pinturas Negras. Las escenas de "La romería de San Isidro", "Aquelarre" o "La Peregrinación del Santo Oficio" representan las tinieblas que vio y sintió el artista, ya sexagenario y testigo de todos los vaivenes del conflicto.