David contra el terremoto Goliat
Un sistema sísmico protegerá la obra, cuyo mármol está agrietado en los tobillos a causa de las vibraciones del suelo toscano
Todos los gigantes tienen los pies de barro y la obra de Miguel Ángel, también. Su talón de aquiles son los tobillos, que padecen las vibraciones de los seísmos. Un pedestal especial, en el que se trabaja contrarreloj, tratará de protegerlo.
Más de cuatro metros de mármol se sustentan en dos finos tobillos. La magia de las obras de Miguel Ángel es también el gran riesgo para la pervivencia de sus inmortales creaciones. Al menos, esa es la gran amenaza que se cierne sobre una de ellas: la estilizada silueta de su «David», que, a pesar de su imagen, pesa 5,5 toneladas. La monumental escultura florentina es –aquí puede permitirse un tópico–, un gigante con los pies de barro, según han determinado los científicos que velan por la conservación de la pieza. La armonía de sus formas es indiscutible, pero las proporciones que alberga buscan conmover al ojo humano, no están pensadas para soportar el estrés de elevarse sobre cinco siglos de terreno inestable. El Ministerio de Cultura italiano, preocupado por los últimos análisis sobre la conservación de la escultura, ha decidido proteger a David (esculpido entre 1501 y 1504) de los temblores del suelo toscano instalando urgentemente un pedestal antisísmico.
Imperfecto, inclinado
Ya durante el pasado mayo, un estudio llevado a cabo conjuntamente por el Consejo Nacional Investigador de Italia (CNR) y la Universidad de Florencia, publicado por la revista «Journal Cultural Heritage», determinó que la inclinación de la escultura ya alcanza los 5 grados sobre su posición original –algunos, más alarmistas, hablan del 15 por ciento–, y que la causa de ello es que se está quebrando el mármol que sustenta los tobillos de la figura. Esta misma semana, la región de Toscana y Siena ha registrado 130 temblores de tierra de menos intensidad (el mayor no ha alcanzado los 5 grados en la escala Richter) pero que llegaron a provocar la evacuación en colegios y oficinas. Por esta razón, las autoridades italianas han decidido acelerar la instalación de un sistema que proteja la escultura, un pedestal que absorba las vibraciones del suelo y que no ponga en riesgo la estabilidad de una figura que es la quintaesencia del movimiento contenido en piedra. El dispositivo, que tendrá un coste de 200.000 euros, urge ser instalado en las dependencias de la Galería de la Academia, que forma junto a la Ufizzi el mayor conjunto artístico del Renacimiento italiano.
Sin embargo, como ocurre siempre en torno a estas grandes obras artísticas, hay cierta controversia: para el arquitecto Fernando De Simone, que desde hace años aconseja que el «David» sea trasladado a otra sede, el pedestal antitemblores «no servirá» para proteger a la pieza de terremotos, informa Efe. De Simone asegura que la Galería no está equipada con todas las normas antisísmicas, aunque ha sido sometida a mejoras, por lo que en caso de terremoto podría derrumbarse. El «David» ha sufrido diversos daños, tanto en su emplazamiento original en la Piazza della Signoria como en el definitivo, a partir de 1873.
La espalda es la clave
A pesar de que con su obra ha asombrado al mundo, Miguel Ángel ya sabía cuando la terminó que su figura no era perfecta. El artista italiano tomó un bloque de mármol para trabajar que estaba originalmente previsto para otra pieza y a pesar de ello se enfrentó a él para extraer una figura que, irónicamente, se considera un referente de la representación de la anatomía humana, aunque no tan perfecta como se pensaba. De hecho, el bloque de mármol blanco ya había sido desechado por otros dos escultores de la época, Agostino di Duccio y Antonio Rosellino, que rechazaron el encargo previamente. Sin embargo, Miguel Ángel se enfrentó a la piedra y arrancó de ella la colosal figura pero no pudo evitar algunos imperceptibles defectos que al cabo de 500 años se manifiestan peligrosamente. Mientras algunos son meramente decorativos (como la dilatación de las fosas nasales o el pliegue del labio superior), otros obstáculos dejaron amenazas estructurales. En concreto, la ausencia de masa en la espalda del «David», entre la columna vertebral y el omóplato derecho, contribuye a una imperceptible inestabilidad de la figura. En el quinto centenario de la pieza, celebrado al comienzo de la década pasada, científicos florentinos ya certificaron que esa pérdida de masa «muscular» (o de volumen), aunque parezca una metáfora, debilitaba el equilibrio de la obra. La pieza fue sometida a una polémica restauración hace una década, cuando los especialistas detectaron los problemas pero no los consideraron críticos, y se acometió la limpieza de la capa externa de la escultura. Los métodos empleados entonces levantaron polémicas como todo lo relativo a la escultura por preferirse una limpieza húmeda, mediante agua destilada, que sus defensores aseguraron «podía aplicarse a la piel de un bebé». Algunos expertos también achacan ahora la mala conservación de la pieza a la escasa calidad del bloque de mármol, procedente de la famosa Carrara, pero con una composición más pobre de lo que se creía en un principio. «Una obra maestra como el ‘‘David’’ no puede correr ningún riesgo», dijo el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, quien confirmó que la instalación del nuevo pedestal se ha acelerado en el último mes, y que las alarmas se han encendido en el seno de su departamento, que se enfrenta a no pocos frentes de conservación de patrimonio.
Sin embargo, esos mismos científicos comprobaron que la posición del «David» es la «exacta que antecede al movimiento del lanzamiento de una piedra» del rey de Israel contra el gigante Goliat. «Los músculos extensores de la cadera y de la rodilla derecha están contraídos de manera exacta, igual que los de las extremidades del lado izquierdo», señalaron los profesores de anatomía de la Universidad de Florencia Massimo Gulisano y Pietro Antonio Bernabei, que subrayaron la precisión de la actitud de la obra: «Una tranquila agresividad». Los expertos miran con preocupación la escultura que honra al hombre que venció al gigante, y se pregunta si, esta figura convertida en un coloso no caerá vencida por un simple esguince. David venció a Goliat, pero probablemente no pueda hacer frente a los elementos y al peso de las imperfecciones a lo largo del tiempo. Puede que eso aproxime la escultura a la naturaleza humana.
Unas medidas ciclópeas
Miguel Ángel quería demostrar que era el mejor escultor del mundo. Y lo consiguió con la «Piedad» y con el «David» cuando todavía era muy joven. Esta última pieza fue esculpida a la medida de su ego y grandeza. Las propias dimensiones que conserva dan idea del monumentalismo que pretendía dar a la figura. El objetivo no era, solamente, demostrar su maestría técnica. También crear un gigante que provocara admiración entre sus colegas.
Conservación delicada
Las obras de Miguel Ángel son inmortales, pero el material con el que las hizo, no. Y, a lo largo del tiempo, han sufrido las embestidas del vandalismo, como sucedió con la «Piedad» (imagen inferior), a la que un perturbado, armado con un martillo, le rompió la nariz y varios dedos de la mano. La Capilla Sixtina, recientemente, ha incorporado una nueva ventilación para que las pinturas de la bóveda y el altar se conserven mejor.