El gran pintor del Siglo XX
En 1918, Duchamp realiza por encargo de su amiga y mecenas Katherine Dreier, Tu m', considerada su última pintura. Con forma de friso, este lienzo de más de tres metros de ancho constituye una antología de algunos de sus más importantes "ready-mades"concebidos hasta la fecha.
Sus espectrales sombras aparecen cuidadosamente reflejadas en lo que parece ser el testamento pictórico de Duchamp: nunca más volvió a ejecutar una pintura –al menos tal y como entendemos tradicionalmente el concepto de "pintura". Alguno incluso se ha aventurado a ver en el enigmático título de esta pieza –Tu m'- una referencia directa a la muerte de la pintura: traducido su sonido al inglés –el segundo idioma de Duchamp-, Tu m' se parece demasiado a "tomb"(tumba). Y si, además, se le suma que el formato es similar al de algunas clásicas representaciones del Cristo yacente, blanco y en botella.
¿Por qué Duchamp quiso matar la pintura? Es más, apartados tantos lugares comunes sobre su obra, la interrogante más apropiada sería: ¿de verdad pretendió Duchamp matar la pintura? A estas alturas de la historia, la respuesta resulta tan taxativa como sorprendente: no. Duchamp no solamente no dejó de creer en la pintura, sino que, a lo largo de su vida, mediante medios de lo más diverso e inesperado, no persiguió otro objetivo que salvarla, que reconocer su incuestionable hegemonía.
Sus dos grandes creaciones , "El Gran Vidrio"(1915 – 1923) y "Etant Donnés (1946 – 1966), constituyen ejercicios titánicos para otorgar a un arte supuestamente inválido y decadente como la pintura un vigor y unas posibilidades desconocidas: en el primer caso, mediante la denominada "pintura de precisión", y en el segundo a través de una apoteosis de la perspectiva y del arte visual, Duchamp viene a demostrar cómo, en rigor, y desechos todos los malentendidos que han rodeado la interpretación de su obra durante décadas, su gran sueño fue dotar a la pintura de un esplendor como jamás había tenido en la historia.
Incluso los "ready-mades"no se pueden explicar si no es desde la perspectiva de esta estrategia encaminada a regalarle una nueva vida a la pintura. No es casual que la pieza antes mencionada, Tu m', su última pintura "sensu stricto", sea la representación de los espectros de los ready-mades. Parece como si muerto su cuerpo físico y reconocible, la pintura se encarnase en estos revolucionarios objetos, llamados a partir la historia del arte en dos.
Una exposición como la que el Pompidou inaugura este próximo miércoles supone un nuevo y necesario giro en la interpretación de la obra del más grande genio del arte moderno. A través de las más de cien obras expuestas, el espectador tendrá la oportunidad de apreciar claramente cómo, en cada gesto y pensamiento de Duchamp, sólo había pintura. De hecho, el mayor homenaje que se le podría dedicar al autor francés es enfatizar que, después de los "ready-mades", de "El Gran Vidrio", y de tantas escenas de iconoclastia y transgresión que salpican su vida, se trata del gran pintor del siglo XX, del artista que empeñó toda su vida en garantizar "otra"vida mejor a la pintura.