Inauguración

La Galería se pone "En movimiento" con las carrozas

Se ha presentado la primera exposición temporal del nuevo museo, que abrirá definitivamente sus puertas el día 29

Ha dejado en nada el tiempo de construcción de El Escorial –que realmente no fue tan exagerado para el «monumentazo» que se construyó y los medios con los que se contaban entonces–, pero la Galería de las Colecciones Reales ya es una realidad... a falta de que el 28 se presente definitivamente y, un día después, abra sus puertas a todos los públicos (con entrada libre esa jornada y el 5, 6 y 7 de julio). «Siete días para mostrar al mundo el resultado», celebra Ana de la Cueva Fernández, presidenta de Patrimonio Nacional.

Después de 25 años de trabajos, se ha presentado la que es la primera exposición temporal del museo. Bajo la planta del mirador y las de los Austrias y los Borbones, se encuentra un espacio con el que Patrimonio busca algo más de juego con el fin de rotar la colección. Para comenzar, la exposición elegida es En movimiento, un título significativo después de los múltiples retrasos y una muestra que viaja por los vehículos y carruajes que han pertenecido a la Corona española del siglo XVI al XX. «Un recorrido a lo largo del tiempo en el que ver cómo se utilizaban estos transportes, cómo representaban el poder y han evolucionado en el tiempo», apuntaba De la Cueva.

A falta de «cortar la cinta», entrar en la Galería es hacerlo en una casa nueva; el anfitrión, orgulloso de lo que está a punto de estrenar, y el ambiente invadido por ese olor tan «buenrollista» de lo nuevo. Todo está blanco, inmaculado, reluciente, pero si de reyes y reinas hablamos, ellos siempre ganan a la hora de deslumbrar. A la izquierda de la entrada que conecta en edificio de Tuñón y Mansilla con los jardines del Campo del Moro está la entrada al lujo, al brillo, al mundo de la «vanguardia y la estética», como lo definía la presidenta de Patrimonio Nacional.

Carruajes, literas, trineos «papanoelescos», sillas de mano, carrozas para bebés de fantasía Disney y, ya entrado el siglo XX, hasta dos Mercedes-Benz traídos de Alemania en la década de los 40 (especialmente monstruoso es el todoterreno utilizado como instrumento de propaganda nazi y ejemplo de la potencia militar e industrial del país); y cuadros, maquetas y audiovisuales que se emplean para contextualizar las diferentes épocas. Ante ello, la conservadora y comisaria de la exposición, Isabel Rodríguez, defiende que el recorrido «explica cómo se pasó de un carro con una estructura básica de madera a otra que se enriquecía con tejidos, velos y todo tipo de decoraciones de un trono ambulante». Solo con ver los carruajes del recorrido (los otros dos «tronos» que están en las salas permanentes son incluso más imponentes), uno se da cuenta de la importancia del dorado: «No se puede obviar», señala Rodríguez de «un símbolo que era exclusivo de los monarcas». Por entonces, incluso se limitaba el uso de carrozas entre la nobleza para dejar claro que era un verdadero símbolo de poder.

Y luego, a por el Museo de Carruajes

Asegura la comisaria Rodríguez que para nada lo que se ve en En movimiento es todo lo que Patrimonio tiene respecto a carruajes, que eso ya se verá en un futuro. Concretamente, en el Museo del Carruaje que ya está proyectado en lo alto del Campo del Moro, bajo el Palacio Real: un centro pensado para dentro de cuatro años y que contará con 10 millones de euros para su realización.