Arte y Ciencia

Jeff Koons manda a la Luna 125 obras de arte

Tras dos años del primer anuncio, el artista logra poner en órbita un trabajo suyo

Dos horas antes del despegue de "Odiseo", Jeff Koons publicaba esta fotografía en X
Dos horas antes del despegue de "Odiseo", Jeff Koons publicaba esta fotografía en XX

Hace casi medio siglo que la NASA se liaba la manta a la cabeza y apostaba por lanzar una «botella» (realmente fueron dos) al «océano» cósmico con «the best of» la raza humana. Curiosa fue la fiesta que los «galegos» de Voadora le dedicaron a este hito hace cinco años. «Hemos venido a darlo todo», se llamaba la pieza en cuestión, donde, a partir de todo lo que recogía esa «caja negra», levantaban un concierto que terminaba con el público encima del escenario «dándolo todo», por supuesto.

Eso sí, no reclamen a los americano resultados tan inmediatos como aquella euforia contagiosa de Voadora. El proyecto de la NASA era a largo plazo: sin un destino fijo, se calculó que las «botellas» terminasen su viaje lo más cerca posible de Gliese 445 (una estrella) dentro de unos 40.000 años. Hasta entonces, a bordo de cada una de las «Voyager» irá un disco chapado en oro muy mono y muy brillante en el que se resume a muy grandes trazos lo que es la vida en la Tierra: desde el sonido de un violín a las imágenes de una mujerzuela dando lamentazos a un helado para que por ahí fuera se enteren de que, por encima de los 30º, la fresa y la vainilla se derriten que da gusto, así que mejor darle rápido a la lengua para evitar los pegajosos churretes por la mano.

Entre saludos en todos los idiomas imaginables, mapas y diversas cosas con las que condensar los quehaceres que nos ocupan por la Tierra también encontró su hueco la cultura. Los Chuck Berry, Mozart, Stravisnky... fueron empaquetados para que el marcianico que se tope con ello (pues hasta el momento no tenemos constancia de que nadie haya dado al «play») pueda disfrutar de los placeres más terrenales. Siempre, claro, que tenga un aparato en el que meter el disco (algo que ya no es tan habitual ni aquí).

Hoy, esa cápsula del tiempo vive un nuevo capitulín con el «Odiseo» que se reparten entre la NASA y Elon Musk (SpaceX). Un módulo de aterrizaje lunar que despegó, como nuestro presi, a bordo de un Falcon (siendo precisos, en el «Falcon 9») con el objetivo de ver cómo podemos hacer para vivir en nuestro satélite, o al menos, para mandar allí a cualquiera que quiera sumarse una medallita en la carrera espacial... Como Jeff Koons, que no es que busque poner un pie en la Luna (o tal vez sí, él sabrá si quiere subirse a una de las naves de su colega Elon), pero, como poco, se conforma con el envío de uno de sus tesoros de arte, en concreto, 125 lunitas del tamaño de un bombón (Moon Phases). «Es un honor para mí tener la primera obra de arte autorizada en la Luna», presumía el artista a dos horas del despegue.

Junto al tuit citado, Koons publicaba fotografías del aparato, de la obra y de él mismo, que bien parece un ayudante de Santa con unas bolas de navideñas dispuestas para colgar en el árbol.