La nueva niña de Velázquez
Un cuadro inédito del artista, perteneciente a su etapa sevillana, la menos conocida y representada en España, saldrá a subasta el próximo 25 de abril.
Un cuadro inédito del artista, perteneciente a su etapa sevillana, la menos conocida y representada en España, saldrá a subasta el próximo 25 de abril.
Un nuevo lienzo añade un arista más a la oscura etapa sevillana de Velázquez, la menos conocida y la más enigmática del pintor. «Retrato de niña», un óleo de 57,4 x 44 centímetros, saldrá a subasta el próximo 25 de abril en la casa de subastas Abalarte y supone una auténtica revelación porque no se conocen referencias a él. La tela, por lo que ha podido saber este diario, se ha conservado durante más de 150 años en el seno de una familia madrileña con título. El propietario, según una fuente consultada, lo heredó por vía materna de su bisabuela, y ahora lo saca a la venta por asuntos estrictamente personales. Mónica Martín, de Abalarte y una de las personas que ha estado detrás de la confirmación de la autoría de esta obra, aseguró a este diario que «durante generaciones ha estado en una colección particular, sin moverse de esa procedencia. Por esto es inédito, porque no hay, que sepamos, ningún documento que lo describiera, por lo menos hasta ahora».
¿Un retrato ?
Esta composición, realizada entre 1618 y 1619, conserva la impronta característica de los cuadros que hizo Velázquez durante esta época. Richard de Willermin, uno de lo grandes expertos en pintura española de este periodo, que ha realizado un estudio detallado de la pieza, ha confirmado esta autoría basándose entre otros documentos para sostener sus conclusiones, en los textos que escribió Benito Navarrete en «Ars Magazine» sobre la «Inmaculada» de Focus-Abengoa, un cuadro con el que mantiene estrechas similitudes, y en el estudio de John Marciari sobre «La educación de la Virgen». «¿Quién es la retratada? Es una buena pregunta –comenta Mónica Martín–. De lo que no hay duda es que se trata de una niña en posición orante. Por las radiografías hemos descubierto que tiene un halo con puntitos en el esquema inicial, exactamente igual que las “Inmaculadas” que ejecutó en su primera etapa. En un principio se pensó que era un retrato. Ahora sabemos que nació como una joven Inmaculada. Pero no conocemos en qué momento se tapó ese halo. Pero aún quedan las manos orantes, típico de las “Inmaculadas”, pero, también la mirada directa de los retratos».
De momento no se ha establecido el precio de salida de esta pintura. Todavía se va a estudiar, pero seguro que ha despertado el interés de muchas personas. No sería descabellado que el Museo del Prado, que, si quisiera, podría ejercer el derecho de tanteo, intentara aumentar su colección de Velázquez con este lienzo que enriquecería la época sevillana del pintor, que tan poca representación tiene en sus salas y en España. Hay que subrayar que gran parte de los lienzos que Velázquez realizó durante este periodo han acabado en galerías y museos extranjeros, como «El aguador de Sevilla», «Vieja friendo huevos» o «Cristo en casa de Marta y María». «Esta pieza refleja ya la capacidad del autor para captar la psicología de la persona que tiene delante. Pertenece a su primera etapa y por eso consideramos que es tremendamente importante y que puede aportar mucho a la investigación. Pero se ve que el artista no está experimentando. Es una obra hecha con trazo seguro. Para mí es un Velázquez del inicio, pero maduro», dice Mónica Martín.