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Exposiciones
Nuno da Luz, el hombre que revoluciona el arte con piezas creadas a 3.000 metros de profundidad
El lisboeta hace vibrar el Centro Botín al ritmo de las mareas, los vientos y la temperatura de la bahía de Santander

No son pocos los creadores que han repetido a lo largo de la historia aquello de que “el arte está en todas partes”. Todo sirve de inspiración. Todo es susceptible de convertirse en obra: un pensamiento, una imagen, un atardecer, un gesto... Pero también los patrones de las mareas, los vientos, la temperatura o la salinidad de la mar. Hasta las vibraciones de un edificio pueden elevarse a la categoría de pieza museística.
Si no, que se lo digan a Nuno da Luz, quien acaba de presentar en el Centro Botín de Santander un recorrido en el que transforma el entorno del museo en arte, 'Enredos II: Una reverberación climática'. Las frecuencias y el tamaño de las olas, las corrientes y la brisa de la bahía de Santander se mezclan con las propias oscilaciones del edificio de Renzo Piano y Luis Vidal para formar una atmósfera sonora en el interior de las salas que envuelve las piezas de Javier Arce, Katinka Bock, June Crespo & Madi Barber, Tacita Dean, Eva Fàbregas, Asier Mendizabal, Damián Ortega y Jorge Satorre.

En boca de Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín y comisaria de la muestra, se propone al visitante “un encuentro afectivo que conecta la colección, con el edificio y el entorno natural que le rodea, a través de distintas frecuencias de resonancia”.
El primer pie que se pone en las salas de Da Luz ya da la información suficiente para reconocer que esto no es una exposición cualquiera. “El oído es intrínsecamente ambiental. Las ondas sonoras conectan el entorno con el propio cuerpo, ya que la escucha conlleva una implicación física con el medio en el que nos encontramos: al hablar de la audición a través de los oídos, nuestros tímpanos son golpeados repetidamente por el aire que se pone en movimiento por presiones sónicas específicas, desde las muy diminutas hasta las muy fuertes”, sostiene el artista portugués (Lisboa, 1984).
Una exposición para ver, escuchar y sentir
Aquí no solo se viene a ver. También se escucha... y se siente. De pronto, un sonido agudo que se nota en el interior de uno mismo. Frente a la obra de Damián Ortega ('Unitled', 2021), dos platillos que cuelgan del techo ('Turbulencia de olas en placa fina', 2019) convierten el espacio museográfico en otra cosa. “Quiero traer muchas vibraciones diferentes que se producen en el exterior, ya sea en el aire o en el agua, filtrándolas o haciéndolas resonar a través de las paredes del edificio, con transductores ocultos y no tan ocultos”, presenta Da Luz de una construcción que “empieza a parecerse a lo que ocurre en el exterior, pero a diferentes escalas”.
Es esa la primera estación de una muestra en la que se estrena 'Bay of Santander Sonic Disposal Service', una obra repartida por cuatro paredes expositivas donde se convierten los datos de salinidad, temperatura del agua, velocidad del viento y altura máxima de las olas (recogidos entre 2022 y 2024 por el Centro Oceanográfico de Santander-Instituto Español de Oceanografía mediante la boya Augusto González Linares, fondeada a 2.840 metros de profundidad) en vibraciones y sonidos. A su vez, se amplifican las propias oscilaciones del edificio “extendiendo e intensificando sus energías intrínsecas”, señalan desde un Centro Botín que, sostenido por pilares, cuenta con cierta elasticidad y palpita de maneras “perceptibles e imperceptibles”.
El artista traduce las intensidades, ritmos y patrones de Santander a sonidos que “trasforman los espacios y la arquitectura”, afirma
Bajo la etiqueta de “arte ambiental”, el artista traduce las intensidades, ritmos y patrones del ecosistema cántabro a sonidos que “trasforman los espacios y la arquitectura”, afirma un creador que pone toda su atención en “las fuentes sonoras del entorno” y en su “potencial de transformación vibracional” que involucra a todos los cuerpos (ya sean humanos, no humanos, orgánicos o artificiales) a través de la “resonancia por simpatía” o, explicado para los neófitos, el fenómeno por el que un objeto inerte responde a una fuente vibratoria cercana, que tiene una frecuencia armónica similar.

Entre estas “huellas dactilares” se salpican obras de la colección que guardan esa misma preocupación por el medio ambiente que Nuno da Luz. También aparecen los volúmenes orgánicos de la anterior protagonista de la serie 'Enredos' del Botín, Eva Fábregas ('Oozing 3', 2023). “Lo que buscamos es apoyar a artistas que fueron becados en el pasado por este centro y queremos que 'enreden' sus obras con otras de la colección”, sostiene Fátima Sánchez Santiago, directora ejecutiva del Centro Botín.
Entre vibraciones, vídeos y diferentes transcurre un recorrido que encuentra su fin junto a la enorme cristalera del museo frente a la bahía, el origen de todo. Es en este punto en el que se recuperan las dos pizarras de Tacita Dean firmadas en Santander, en 2013, envueltas en esta ocasión por todos esos sonidos del fondo marino de 'Collected Airs'. Cinco membranas de acero recogen, en vivo, lo que sucede en el exterior gracias a unas unidades de reverberación equipadas con un transductor que convierte las señales de audio en vibraciones físicas. “Aunque a lo largo de los meses irá mezclándose con los conciertos que, mensualmente, se han programado para que interactúen e improvisen a partir de la obra de Nuno”, advierte Rodríguez Muñoz.
- Dónde: Centro Botín, Santander. Cuándo: hasta el 19 de octubre. Cuánto: 8 euros (entrada general).
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