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Performance
"Las olas perdidas" rompen en el Centro Botín
El espacio acoge, hasta el 31 de marzo, una instalación creada por Cooking Sections, colectivo artístico reconocido por su compromiso con la ecología y el cambio climático

Las olas desaparecen. Pero no porque rompan en la orilla y eso lleve a la resaca que trae a la siguiente. Desaparecen de verdad, y ello tiene sus consecuencias. Las olas, adelanta a este diario Daniel Fernández Pascual -mitad del colectivo artístico Cooking Sections junto a Alan Schwabe-, "son energía, pero si cambias el fondo marino, de repente cambia la distancia entre la superficie y el fondo, y se altera la ola. Es como magia, pero luego es muy científico". Y, por qué no, también herramienta para el arte. Este colectivo artístico, reconocido por investigar los sistemas que dan forma al mundo utilizando instalaciones, performances o vídeos, han reflexionado alrededor de estas olas perdidas y sus consecuencias, y el resultado es una instalación que llega al Centro Botín de Santander entre el 18 de octubre y el 31 de marzo.
El trabajo de Cooking Sections llega por primera vez a España a través de "Las olas perdidas", instalación comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Botín, y que ha sido producida íntegramente para este espacio expositivo. "La obra sale del museo, un espacio que queríamos dejar completamente abierto, con vistas a la bahía de Santander y a la ciudad", explica Fernández, "era importante ver la experiencia que cada persona que visita el espacio, cómo conecta con lo que pasa dentro y fuera. Y entender por qué ciertas olas van desapareciendo".
Lo proponen a través de once largos muelles paralelos, de unos 50 metros, que cuelgan a uno y otro lado de la sala. Resultado de un proceso de lectura y traducción, que define el trabajo de Cooking Sections. Conocidos por su compromiso con la ecología, los sistemas alimentarios y el cambio climático, para esta instalación performativa y musical ha existido una investigación previa al desarrollo y el montaje. Para ello, hn contado con la colaboración del Grupo de Ingeniería Geomática y Oceanográfica de la Universidad de Cantabria, junto al que han identificado e "interpretado" once olas concretas, cada una con su propio nombre, una forma única y una historia de vida. "Hemos estudiado cómo eran esas olas en el pasado antes de que desaparecieran, y de ahí, con el equipo, empezamos a sacar los parámetros con distintos datos de archivo, como la velocidad o la altura", plantea el artista.
Repercusión "inmediata"
Una vez tenían los parámetros, la instalación comenzaba a dar forma. Pero no podía concebirse sin una herramienta clave: el sonido. A partir de parámetros de pulso y ritmo, concluyeron que "una ola es una onda sonora, y a partir de eso hemos trabajado con Duval Timothy, quien traduce lo que se estaba leyendo en la superficie del mar hacia una composición musical. Luego, este proceso continuó con el trabajo de las intérpretes que van activando las olas. Así, los visitantes estarán viendo una obra activa, siempre dinstinta, que cambia continuamente".

Este trabajo, en suma, trata de plantear una pregunta: ¿cómo es posible que las olas desaparezcan? O, más bien, ¿qué consecuencias tiene? La repercusión, define Fernández, "es inmediata. Esa desaparición significa que algo ha cambiado en el fondo marino. Y cualquier cosa que cambie bajo el agua tiene una repercusión en la superficie y en muchas otras cosas. Nosotros interpretamos que ha habido un movimiento de terrenos o una expansión industrial o de infraestructuras que cambia o distorsiona esos fondos".
Algo parecido, añade el artista, ocurrió en Mundaka (País Vasco), lugar que se sometió a un proceso de dragados para facilitar el acceso de barcos, lo que provocó la desaparición de la ola. "Eso fue muy icónico para nosotros, entre otros casos que ocurren en todas partes del mundo. Hemos descubierto que hay gente muy involucrada. El caso de Mundaka, por ejemplo, se sintió mucho, tanto culturalmente como económicamente. De hecho, hay propuestas para pedir que se declaren algunas olas en Cantabria como patrimonio cultural intangible. Existe el movimiento cívico".
Con esto, y además de una colaboración con la ciudadanía cántabra para llevar a cabo "Las olas perdidas", la instalación también aterriza con la publicación de un catálogo, que profundiza en mayor detalle sobre este y otros proyectos de Cooking Sections.
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