El patrimonio, contra la financiación terrorista
España ha entregado de forma provisional a Libia doce piezas que fueron expoliadas por el Dáesh y halladas en Barcelona
Madrid Creada:
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Harmakis es un dios egipcio que simboliza la vida eterna y la profunda sabiduría. Firme representante de todo lo relacionado con el patrimonio cultural e histórico, pues este se caracteriza por su gran valor e importancia, inalterables aunque pase el tiempo, y por ser de necesario estudio y conocimiento. Tiene, por tanto, sentido que a esta misión se le haya nombrado «Operación Harmakis»: se lleva a cabo en todo el mundo en contra de la financiación del terrorismo a través de la venta de antigüedades y de piezas pertenecientes al patrimonio, y en 2018 ya obtuvo una victoria. Se hallaron e incautaron, por parte de la Policía Nacional, en Barcelona, doce piezas de gran valor. Ocho mosaicos y hasta cuatro cabezas y torsos griegos y romanos, que años antes habían sido expoliadas. Fueron detenidos un anticuario y un marchante de arte, ambos españoles, quienes se dedicaban a la compraventa ilegal de este tipo de objetos, procedentes de territorios bajo el asedio de grupos afines al Estado Islámico.
Estas «antigüedades de sangre», nombre que reciben aquellas obras de arte expoliadas en este tipo de territorios, fueron robadas en 2014, por parte del Dáesh, durante el saqueo de las ciudades Albaida, Apolonia y Cirene, en Libia. Ahora, parece que comienzan a verse destellos al final del túnel, pues cada vez están más cerca de volver a su país de origen.
Tras el auto del Juzgado Central de instrucción número 6 de Madrid, ayer se oficializó la entrega provisional por parte del Estado español al gobierno Libio de las piezas recuperadas. «Provisional», explica Emilio Ramírez, abogado de la Embajada de Libia, porque, hasta ahora, «el juzgado ha autorizado que, mientras termina la instrucción, las obras sean reclutadas en la Embajada de Libia en Madrid. Una vez haya sentencia, que calculo que será en un par de años, se entregarán definitivamente». Con esto, asegura que el acto celebrado ayer «es histórico», pues cabe destacar que es fruto de la primera operación mundial contra el comercio ilícito de piezas arqueológicas y de arte para evitar el expolio de las mismas por parte del Dáesh, que iban a utilizar su venta para financiar el terrorismo yihadista. Asimismo, destacan desde la Embajada de Libia que se trata del «mayor número de piezas devueltas por un país a su legítimo propietario hasta la fecha» en tan solo una operación, la Harmakis.
Participaron en esta entrega, celebrada en el Hotel Intercontinental de la capital, Mohamed Alfaloos, director general de Museos y Arqueología de Libia, así como Wali Abu Abdula, embajador libio en España, y representantes de los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores. Alfaloos reivindicó la importancia que tuvo en su momento la polis de Cirene, de donde proceden algunas de las obras, así como lamentó que estas colonias griegas se hayan convertido en fuente de la ilegalidad, «en un mercado abierto para los traficantes de arte», que comparó con el comercio ilícito de droga. Las bandas terorristas, continúa «no deben librarse de seguir haciendo sus fechorías, se debe intentar que esta arqueología no se desplace de sus lugares naturales». En este sentido, el doctor Walda Hayed, experto arqueólogo, ha subrayado que esta entrega provisional «es una victoria para Libia, pero también para el poder de la cooperación internacional, es un gran ejemplo de cómo puede ayudar a detener este comercio ilegal y la financiación terrorista».
Nunca ha habido un caso igual que el que nos ocupa, y por ello Ramírez ha querido subrayar y reiterar la labor de Wali Abu Abdula: «Ha trabajado duramente para acreditar que estas piezas fueron extraídas de Libia cuando estaba bajo el control de Dáesh». Una vez ha conseguido este objetivo, el embajador invita a reflexionar «sobre el desafío que rodea a nuestros bienes culturales, el expolio es un desprecio hacia nuestra historia. Debemos fortalecer la cooperación internacional, y concienciar sobre la importancia de proteger nuestro patrimonio humano y cultural».
LOS RETOS: SEGURIDAD Y COSTE
Una vez estos mosaicos y esculturas han sido entregados a Libia dentro de las fronteras españolas, ahora queda uno de los pasos más importantes: la repatriación. En este sentido, el doctor Walda Hayed visualiza un reto:
«La resistencia de los museos y otras instituciones culturales para que la propiedad esté segura. Es una preocupación para los países que tienen experiencia en conflictos, como es el caso de Libia». Asimismo, pone el foco en el coste, «pues la repatriación es cara. En los últimos años se ha hecho un esfuerzo para estos fines, ya que la cultura es una importante parte de la identidad del país».