Libros

Denia

¿Una corriente con futuro?

Juan Manuel Bonet / Director del Instituto Cervantes de París

La Razón
La RazónLa Razón

l ¿Qué supone la aparición de My Name's Lolita Art a finales de los ochenta en el panorama artístico español?

–Fue, sobre todo en su etapa inicial valenciana, la principal plataforma con que contó la neometafísica. Gran parte de sus exposiciones eran de visita obligada para estar al tanto de lo que acontecía en ese frente, cuyo articulador fue Dis Berlin, que durante un tiempo vivió en Denia. Recuerdo muestras extraordinarias en esa sala, entre otras de Ángel Mateo Charris, Juan Cuéllar, Joël Mestre, Gonzalo Sicre y Paco de la Torre, que ha dedicado una importante tesis a esta tendencia. En la misma línea de trabajo, cabe mencionar salas como Estampa y Utopia Parkway en Madrid, o las desaparecidas Arco Romano (Medinaceli), Muelle 27 (Madrid), y Siboney (Santander).

l ¿Qué supuso la figuración metafísica en un panorama dominado por el informalismo?

-Frente a una escena en la que abundaban los abstractos post-Broto y post-Sicilia, muchos de ellos brillantes continuadores de nuestra tradición lírica, los neometafísicos reivindicaban grandes ejemplos internacionales, de Giorgio Morandi o Edward Hopper a Alex Katz o Ed Ruscha, pasando por nombres más a trasmano, por ejemplo Léon Spilliaert, Armando Reverón, Albert Marquet, Alberto Savinio (hermano de De Chirico), Antonio Donghi, o el nantés y maravilloso Pierre Roy. Otra referencia común a varios de los neometafísicos es Hergé, el creador de Tintín. Hoy algunos de ellos, y pienso en Charris y Sicre, se interesan por desarrollos más recientes de la figuración: por ejemplo Luc Tuymans. Me parece muy importante que estos pintores hayan creado un museo imaginario al margen del pensamiento único, del catón Duchamp-Beuys, y así sucesivamente.

l ¿Se le presta la atención suficiente, por ejemplo, en exposiciones y museos?

-A la vista está que en la actualidad los pintores de esta corriente están radicalmente excluidos de las programaciones de los grandes museos y centros porque prevalece una visión en la cual apenas cabe una sola propuesta figurativa, mientras en cambio el noventa por cierto del espacio está reservado a la fotografía, el vídeo y la instalación...

l ¿Falta en España una buena promoción de nuestros artistas? ¿Ocurrió esto con la figuración metafísica?

-A la larga creo que se reconocerá la importancia de este sector de nuestra escena, como se ha reconocido la importancia de quienes han sido sus predecesores, y estoy pensando naturalmente en Juan Antonio Aguirre, Alcolea (que fue quien me eneñó a apreciar el trabajo de Katz y de Ruscha), Chema Cobo, Carlos Franco, Gordillo, Herminio Molero, Rafael Pérez Mínguez, Guillermo Pérez Villata, Quejido y demás... Pintores todos ellos reivindicados, en mayor o menor medida, por Dis Berlin –que en sus inicios fue enseñado por Buades, precisamente la principal plataforma de esa figuración madrileña– y el resto de los neometafísicos, que consideran ejemplares esas trayectorias.