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Arturo Pérez-Reverte: “Alatriste es rechazado por la izquierda radical y la extrema derecha”

El escritor vuelve al Capitán Alatriste con una aventura nueva, “Misión en París”, la novela con más sabor a Dumas de la serie y un regreso por todo lo alto del personaje

El autor Arturo Pérez-Reverte presenta en un desayuno de prensa su nueva novela 'Misión en París', en The Palace Hotel, a 2 de septiembre de 2025, en Madrid (España). Pérez-Reverte recupera el capitán Alatriste en esta novela ambientada en París. 02 SEPTIEMBRE 2025 Jesús Hellín / Europa Press 02/09/2025
Arturo Pérez-Reverte durante la presentación de su nueva historia de AlatristeJesús Hellín Europa Press

Con su habitual desapego por la vida, los ojos glaucos de siempre, la vizcaína a mano y la toledana lista, la fidelidad al servicio de los amigos y el peligro alrededor de su figura, vuelve Alatriste con una nueva aventura y nuevos adversarios, aunque con los amigos de siempre.

Catorce años después de su último libro y treinta desde que llegó por primera vez a las librerías, el escritor Arturo Pérez-Reverte recupera a su personaje más longevo y de más clara fortuna, y publica el último lance de este jaque, soldado de tercios y hombre muchas veces enfrentado a los designios de su buena o mala estrella.

Esta vez reaparece en la capital de Francia, a orillas del Sena, en una peripecia digna de Dumas, donde se encontrará con Spínola, el cardenal Richelieu y nada menos que con los Tres Mosqueteros (Athos, Aramis y Porthos, más un intrépido y bravo D'Artagnan), con los que mantendrá un dulce pulso entre el filo y la garla. “Misión en París” se erige así en un regreso con tono y acentos de libro inaugural, en el que reaparecen viejos amigos, como Íñigo Balboa, que ya viene muy fogueado, el escritor Francisco de Quevedo o Sebastián Copons.

"He envejecido. La vida me ha provocado estragos físicos e intelectuales, y Alatriste está contaminado de esos estragos"

Arturo Pérez-Reverte

Este es un Alatriste fiel al que dejó atrás, pero más sabio y probado en encuentros callejeros, de mirada más cansada y ya anticipadora de los declives que asoman en el horizonte. “Para mí ha sido un trabajo difícil volver a él. Entré con miedo, porque Alatriste es un tono, es un lenguaje. Debe tener el aroma del siglo XVII, pero debe funcionar para el lector actual. Me releí sus libros y otros para refrescar. Ha sido una labor complicada”, reconoce el escritor, que confiesa con discreción un punto relevante que ayuda a encuadrar al personaje. “Yo he envejecido. La vida me ha provocado estragos físicos e intelectuales, y Alatriste está contaminado de todos esos estragos. Es más amargo, tiene más remordimientos, ha envejecido, aunque solo haya pasado un año desde la última aventura, pero, digamos, su corazón ha ido más deprisa. Aquí he introducido el remordimiento. Alatriste es un héroe oscuro, que guarda cosas oscuras en la memoria. Los fantasmas le hacen compañía. Igual que yo cuando fui reportero. Alatriste se beneficia de mis propios remordimientos. Este es un personaje poco recomendable. Hay que recordar que es violento, que mata a sueldo y que es un asesino, aunque luego tenga lealtad, honor y sea leal a un rey en el que no cree. Piensa que España se va al diablo con él. Alatriste ha perdido las grandes palabras. Por eso necesita aferrarse a unos códigos éticos que se ha creado para no dejarse llevar por el turbión de la vida”.

Lo bueno y lo malo de España

El novelista, con camisa clara, americana, pero sin corbata, ataja una de las discusiones que envuelven al personaje. “Ha sido rechazado por los dos extremos, la izquierda radical y la extrema derecha; los primeros, porque habla de tercios, de la bandera; la derecha, porque habla de la Inquisición y la parte oscura, la leyenda negra... Ninguno de ellos se da cuenta de que estos libros describen una época, lo que fuimos, lo glorioso y lo luminoso, lo oscuro y lo brillante. Esta doble crítica de los dos extremos me ha confirmado que tenía que escribir un libro así. En esta saga se dicen cosas duras sobre España y otras hermosas. Alatriste es un símbolo de lo que fuimos. Es un héroe muy español. Tiene lo mejor y lo peor de nosotros. Mi intención es que los lectores entiendan mejor España, lo bueno y lo malo que tuvo. Alatriste es rechazado por eso, por los extremos ideológicos”. El escritor, no obstante, admite que escribir estas historias “me reconcilia con España y me digo que tan poco está tan mal ser español”.

"El intelectual europeo ha muerto. Ahora cualquier youtuber es un intérprete del mundo"

Arturo Pérez-Reverte

Pérez-Reverte, que admite que su protagonista se beneficia de la figura Quevedo, “es la sombra protectora que planea sobre él”, apostilla con severidad, pero sin perder en ningún momento la sonrisa, que él nunca ha pretendido “marcar ninguna línea ideológica con Alatriste. Solo es descriptivo; quiero que el lector entienda la amarga, triste, estéril y fecunda historia de España. Es mi objetivo”. Después de aclarar que desconoce el futuro, asegura, eso sí, que “el mundo actual es muy confuso. Antes había intelectuales y tenías que ganarte el derecho a opinar. Ahora esa figura ha muerto. El intelectual europeo ha muerto. Ahora cualquier youtuber es un intérprete del mundo. Por eso el receptor queda indefenso ante tantos mensajes. Alatriste ayuda a entender mejor las ideas que se lanzan y que pueda filtrar. Alatriste ayuda a tener herramientas más afinadas”.

El escritor explicó el motivo de esta larga ausencia de este capitán, que no es capitán, de tercios. Reconoce que era “demasiado absorbente y había otras historias que deseaba contar. No sabía cuántas historias me quedaban por narrar, pero quería escribirlas y, por eso, decidí dejar Alatriste una temporada. Si vivo lo suficiente, lo retomaré para contar lo que todavía no he podido... si vivo lo suficiente. Ahora estoy con otra novela, que no tiene nada que ver con Alatriste, pero creía que, ahora que se cumplían treinta años del primer libro y catorce del último, era un buen momento para sacar uno. Ha habido lectores que me han insultado por no seguir con la saga. Los lectores me han presionado mucho en este tiempo para que regresara a él. Ahora, si dispongo de tiempo suficiente, escribiré el último”.