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Así será la capilla chilena de Gaudí

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  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Un antiguo y olvidado proyecto del arquitecto modernista cruzará el charco. Se trata de una pequeña capilla que podría finalmente edificarse casi cien años después de que fuera ideada por el genial artista
Los genios nunca dejan de sorprendernos, incluso cuando ya no están entre nosotros para poder llevar a cabo sus proyectos. Nos quedan sus documentos personales que nos permiten seguir sus pasos e, incluso, edificar aquello que en el papel eran unos apuntes en unos planos. El reto es mayor cuando nos referimos a uno de los grandes genios de la arquitectura del siglo XX, copiado e imitado pero nunca igualado. Antoni Gaudí, pese a sus esfuerzos, no vio a ninguno de sus proyectos cruzar el océano. Barcelona siempre fue su centro de operaciones gracias al apoyo de mecenas, sin embargo, él hubiera deseado ir más allá, internacionalizarse. Parece que por fin ese anhelo se podrá hacer realidad. Desde hace tiempo, Chile acaricia la idea de construir un proyecto que comenzó a idearse en 1909, cuando Angélico Aranda, un padre franciscano, visitó Barcelona durante la Semana Trágica. Fue en ese momento cuando quedó fascinado con los trabajos gaudinianos que contempló en la capital catalana. En esos días pudo conocer al arquitecto y hacerse con un autógrafo suyo que guardó en un libro de viajes como si de un tesoro se tratase.
El 15 de agosto de 1922, desde Santiago de Chile, Aranda se atrevió a escribir a Gaudí, que en aquel momento estaba inmerso en su obra maestra, es decir, en la basílica de la Sagrada Familia. El religioso le escribía lo siguiente: «Le contaré que estoy empeñado en hacer una capilla o santuario». Aranda fue más allá y le pidió que le trazara unos planos «como sólo usted sabe hacer», añadiendo que los religiosos de su orden, junto con otro franciscano, se encargarían de la parte pictórica de la iniciativa.
Un poco más tarde, el 12 de octubre, Aranda recibía una extensa misiva de mano de un colaborador de Gaudí. El arquitecto se excusa por no responder personalmente porque «tengo setenta años, y poniendo a contribución toda mi vida, aún no haré lo que necesita la Sagrada Familia». A pesar de todo, el artista modernista comprendió que la petición del religioso podría coincidir con un pequeño edículo proyectado para la Sagrada Familia y destinado a la Asunción de María. Gaudí quiso ser preciso y se preocupó por conocer de qué tipo de elementos podría disponerse para el pequeño edificio, así como «la intensidad de los vientos dominantes y si son frecuentes los ciclones» en la zona.
El arquitecto abocetó unos planos y con ellos se trató de materializar la iniciativa, pero la cosa no fue a más. En 1926 murió atropellado por un tranvía en Barcelona. Por su parte, Aranda pereció en 1961 con igual suerte, por culpa de un autobús. Era como si la muerte uniera a los dos promotores del edificio chileno.
Escenario único
En la actualidad existe una Corporación Gaudí de Triana en el país iberoamericano, que se prepara para llevar a cabo la construcción de una capilla en Rancagua, la misma que el arquitecto pensó en un primer momento para la Sagrada Familia, pero cedió a Angélico Aranda. De esta manera, Chile será el único país del mundo que tendrá una obra suya fuera de territorio español. Pero no todo se limitará a edificar la pequeña capilla. Así lo demuestra el hecho de que Rancagua, a 85 kilómetros al sur de Santiago de Chile, entregó en comodato por 99 años unos terrenos del llamado Parque Cataluña, en la confluencia de la avenida Alameda y el Antiguo Camino Real. Dentro de este recinto se proyectarán varios espacios arquitectónicos. Uno de ellos es un Centro Cultural y Espiritual en el que se incluye la gaudiniana capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, además de salas de encuentro para reuniones, actividades artísticas, exposiciones, encuentros, estudio y promoción de la obra gaudiniana, o que estén vinculados con las actividades de este espacio. También se ha ideado una Casa de Soledad y Silencio en la que se pretende poder dar acogida a todas aquellas personas, sin distinción de credo, ni ninguna otra clase de situación personal, que requieran un lugar de contemplación, estudio, oración y creación, según los casos. Todo ello sin olvidar que se busca también la visita de los turistas, por lo que también habrá tienda y librería, así como la de los amantes del arte.
El proyecto ha ido tomando cuerpo poco a poco. En 1996 se formalizaba en Rancagua la creación de la Corporación Gaudí de Triana. Posteriormente, algunos responsables de la entidad se trasladaban hasta la capital gaudiniana por excelencia, Barcelona, donde se hacían con algo de tierra del lugar exacto donde será colocada la capilla de la Asunción en la Sagrada Familia. La idea es mezclar esa tierra con la del Parque Cataluña de Rancagua, donde se construirá la capilla Nuestra Señora de los Ángeles, con el objeto de establecer una comunión entre los dos espacios tan lejanos en kilómetros. Pero ¿cuándo se podrá contemplar y visitar este Gaudí inédito? Parece que cada vez estamos más cerca de poder hacer realidad ese viejo sueño, centenario, ya que los primeros bocetos se remontan a 1915.
Proyecto millonario
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, aseguró el pasado mes de diciembre en Rancagua que las obras se desarrollarían durante el presente año siguiendo los bocetos conservados y que tanto entusiasmaron al receptor de los mismos. No se quiere escatimar en recursos. Por ejemplo, el presupuesto para el conjunto es de 4,5 millones de dólares y se espera que una vez concluido aporte unos beneficios de 7 millones para la población de Rancagua. Durante la presentación oficial de la iniciativa, el senador por O’Higgins, Juan Pablo Letelier, apuntó que el edificio de Gaudí «no sólo es bueno para la ciudad, sino para la región, esto va a convertirse en un foco de desarrollo turístico y cultural muy importante».
La capilla, de 30 metros de altura, significaba para Gaudí todo un símbolo. En la carta al religioso chileno lo visualizaba como un hermanamiento porque «sería una prueba de la confraternidad espiritual entre España y América». Según el arquitecto a cargo del proyecto, Christian Matzner, el diseño de la capilla del perdón fue creado por Gaudí en 1915, que se basó en la obra del español Luis Bonifacio que se levanta en el centro de la Catedral de Gerona. «En ella, la Virgen está dormida debajo de un velo sujeto por unos ángeles que cobijan y acompañan su ascensión hacia el cielo», explicó el arquitecto el pasado mes de diciembre a Efe.
Se espera que la primera piedra del proyecto se coloque a mediados del segundo semestre del 2015 y las obras se alarguen por un espacio de dos años. Matzner espera que la capilla también pueda derivar en «un espacio de encuentro de los seres humanos que hoy día nos vemos inmersos en un contexto de bombardeo mediático que no nos deja tiempo de mirarnos a nosotros mismos». Además de la iglesia, el proyecto impulsado desde 1996 por la Corporación Gaudí-Triana de Chile, tiene previsto incorporar un trabajo paisajístico con la construcción de dos plazas, una de las cuales incorporará una zona forestal llamada «Bosque del silencio».
Todo ello servirá para que Antoni Gaudí todavía siga sorprendiendo a todo tipo de públicos. Las cifras así lo apoyan. A lo largo de 2014, la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona atrajo a un total de 3.260.880 visitantes. Esa cantidad representa un pequeño incremento, de un 3 por ciento, respecto al año anterior, cuando se acogió a 3.176.970 personas.