Sección patrocinada por sección patrocinada

Exposición

Capitalizando afectos: así son los amores consumibles de Noemí Iglesias que llegan al Museo Thyssen

La artista asturiana reivindica la ternura de los amores antiguos a través de la muestra "Love Me Fast", donde también reflexiona sobre la cronología de los apegos recorriendo la historia del arte

Un fragmento del vídeo «He Loves Me, He Loves Me Not, China, 2018», protagonizado por Noemí Iglesias y parte integrante de la muestra expuesta en el Thyssen
Un fragmento del vídeo «He Loves Me, He Loves Me Not, China, 2018», protagonizado por Noemí Iglesias y parte integrante de la muestra expuesta en el ThyssenNoemí Iglesias

Las flores de porcelana de Noemí Iglesias, bellas, dolorosas, armónicas, distribuidas por debajo de silencios románticos, pegadas a las estructuras temporales de amores antiguos y afectos labrados en otro espacio con la artesanía decimonónica propia de los objetos funcionales, se parecen a las que flotaban en esa bañera llena de perversión y pureza en la que se metamorforseaba el deseo de Lester hacia Angela en «American beauty», pero también a las malsanas vomitadas porBaudelaireen su poemario maldito.

Técnica floral de Noemí Iglesias
Técnica floral de Noemí IglesiasNoemí Iglesias Barrios

Concebidas creativamente para «representar la actual mercantilización del enamoramiento y cómo los patrones emocionales son asumidos socialmente como iconos de consumo en la producción de una utopía romántica donde las experiencias sentimentales se presentan a través de productos fabricados por industrias específicas transformando las pautas emocionales en estrategias consumistas», según palabras textuales de la artista asturiana, estas delicadas plantas y su histórica tradición con los apegos, vertebran la exposición presentada ayer en el Museo Thyssen y generada en colaboración con Las Rozas Village, "Love Me Fast", que se corresponde con la séptima entrega del programa Kora, comisariado por Rocío de la Villa y motivado por la dinámica anual de presentar una muestra concebida desde la perspectiva de género.

En esta ocasión, el proyecto, dividido en cuatro estancias de diferentes colores que recorren cronológicamente el amor dentro de la historia del arte, gira en torno a una veintena de piezas que dialogan con algunos cuadros de las colecciones del museo y que están realizadas con materiales diversos como el bronce, el cristal y de manera predominante la porcelana, así como formatos de vídeo y fotografía. Entre la profusión cromática de la técnica floral empleada por Iglesias para la creación de muchas de sus piezas y la conversación visual sostenida con cuadros suspendidos en el sueño, el delirio y el deseo como «La casa de las flores» de Monet, «Habitación de hotel», de Hopper, «Jardin d’amour», de James Ensor o la pintura de James Rosenquist, «Vidrio ahumado», transitan reflexiones impuestas y en ocasiones vividas sobre la progresiva capitalización del amor y esa suerte de desamortización de los sentimientos, de estandarización del corazón a los que la liquidez de las sociedades contemporáneas nos aboca cada vez más rápido y de manera más frecuente.

"Heart and Chimps, UK, 2015", perteneciente a una serie de 8 fotografías
"Heart and Chimps, UK, 2015", perteneciente a una serie de 8 fotografíasNoemí Iglesias

Como en aquel poema de Iribarren en el que el amor llega en forma de viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo –«libros facturas poemas»–, aunque llega un día en el que hay recoger y «suerte si no te toca a ti», la artista juega conceptualmente con la facilidad que parece invadir los procesos de enamoramiento actuales. «Más allá de la sátira de Tinder, de las apps relacionadas con las citas, más allá de la rapidez, que es como la de la comida rápida, la del «fast food», hay una mirada más profunda y de más largo recorrido sobre lo que el amor romántico, el amor-pasión, ha sido desde hace muchos siglos, en Occidente», se encargó de apostillar ayer Guillermo Solana, director del museo, durante la presentación. En cierta manera, fácilmente interpretada como la rebeldía artística frente a las críticas de las que el amor romántico es objeto, «Love Me Fast», se revela como una reivindicación de la belleza y la ternura en territorios de ira. Una reclamación matizada de los amores de antes, sin la superficialidad capitalista de los engaños de ahora.