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Entrevista

Carme Elias: «Me aterra que el alzhéimer borre a mis seres queridos»

La premiada actriz habla de su lucha contra esta enfermedad en el libro «Cuando ya no sea yo» que se publica hoy

Carme Elías
Carme ElíasPlaneta

Carme Elias vive en un piso espacioso y luminoso en el corazón del barcelonés barrio de Gràcia. Allí está protegida y cuidada por su familia, como me dice cuando me recibe para hablar del libro que sale hoy a la calle de la mano de Planeta y titulado «Cuando ya no sea yo». En un mueble conserva los muchos premios logrados durante su carrera como intérprete, como el Goya a la mejor actriz por «Camino», la película de Javier Fesser. El resto de cosas, como libros, documentos y fotografías «los he donado al Institut del Teatre que es donde deben estar». Elias sonríe y, antes de empezar, me comenta que puedo preguntar todo lo que quiera, sobre todo del alzhéimer que padece.

Creo que es obligado empezar preguntándole cómo se encuentra ahora.

(Sonríe) Si le digo la verdad me encuentro muy bien. Es decir, tengo una salud de hierro. Otra cosa es mi cabeza donde sé lo que me espera. Me pasa como aquellos versos de Rubén Darío: «Cuando quiero llorar, no lloro…/y a veces lloro sin querer…».

¿Por qué ha querido escribir «Cuando ya no sea yo»?

Me ha gustado escribir toda mi vida, creo que eso es por haber estado en contacto con grandes autores. Siempre me llamó la atención la literatura, pero no se me hubiera ocurrido sino hubiera aparecido Planeta. De pronto pensé que por qué no. Tengo capacidad para hacerlo, siempre he estado en contacto con la palabra escrita, por ejemplo, redactando mis diarios. Así que estoy muy contenta con la decisión. El sistema de trabajo que me propuso mi editora fue buenísimo: ella ha estado viniendo a casa poniéndome deberes. Con sus preguntas yo hacía mis respuestas como quería. Así se ha ido construyendo el libro en el que sse ha respetado mucho mi manera de escribir y expresarme, por lo que todo ha sido un trabajo magnífico que ha mantenido mi cabeza ocupada.

En el libro afirma que al alzhéimer lo llama ahora «mi amigo Al». ¿Cómo es la relación que mantiene con Al?

Ahora es una relación amigable. No me gusta luchar porque en mi caso la lucha no existe. Sé que esta es una batalla perdida. Es mejor que sea amigo que enemigo. Hay días que le digo: «Hoy haces de las tuyas» y lo regaño. Dicen que las personas mayores hablan mucho solas. Yo lo hago hablando a Al.

¿Qué nos puede contar de «Aquí, ahora», la película documental que rueda con Claudia Pinto?

Para mi ha sido magnífico hacerlo. Cómo empezó fue mágico. Claudia me preguntó si quería que dejáramos un rastro de todo lo que estoy viviendo. Dije que sí. Ella ha ido siguiendo el proceso en momentos concretos y ahora es un trabajo casi terminado. Ella dejará de filmar cuando yo deje de ser yo. Esto va despacito. Pasan cosas, pero no son graves. Mi vida se ha ido adaptando para estar preparada. Que Al vaya haciendo su trabajo, es una aceptación. Lo único que quiero es que cuando él se apodere de mi yo pueda tener el derecho morir dignamente.

¿Cómo es su día a día?

Mi vida es normal e intento manejarme bien. Lo que no hago es salir de casa, aunque tengo una vida activa, por lo que escribir el libro ha sido magnífico. Los estímulos te obligan a tener toda tu cabeza y el cerebro en marcha. Yo sé que Al es como un ratoncito que todos los días coge un trozo de queso, pero muy mínimo, muy mínimo. Va muy despacio y no te das cuentas de que es así.

Habla en el libro de la ayuda que está siendo para usted leer a poetas como Jaime Gil de Biedma o Sylvia Plath.

Me vienen a la cabeza frases, versos... Leo un párrafo de un libro y me ayuda. Pero he hecho una selección muy fuerte de libros para que me acompañen. He vaciado mi casa a la par que mi mente. Es como una remodelación de toda mi vida, así que esos libros que ya no tengo ojalá que la gente lo disfrute.

¿Qué recuerdos le gustaría que no desaparecieran de su mente, poder conservar hasta el final?

Hay cosas que no quiero olvidar, como las caras de mis seres queridos. Espero poder ver una nube y que me fascine o un rayo de sol y que me alegre. Lo que más me aterra es eso: no poder reconocer a mis seres queridos, que se me borre sus rostros. (Llora)

Disculpe la pregunta.

No pasa nada. No se preocupe. Toda mi vida me ha gustado llorar y reír.

¿Este libro está pensando para los que acompañan a los enfermos de alzhéimer?

Sobre todo a los que acompañan a los enfermos. Por eso me gusta estar hablando del libro. El acompañamiento es fundamental. Mi hermano lo hace y lo sabe hacer muy bien, algo que a veces es difícil con alguien tozuda como yo.