Lenguaje

Cartografía de la lengua española

El Instituto Cervantes inauguró ayer un curso de verano sobre la evolución del español en el mundo en el que se analiza dicho proceso a través de mapas antiguos y contemporáneos

Un mapa de América de 1846, cuando las repúblicas y sus lenguas se estaban configurando
Un mapa de América de 1846, cuando las repúblicas y sus lenguas se estaban configurandolarazon

El Instituto Cervantes inauguró ayer un curso de verano sobre la evolución del español en el mundo en el que se analiza dicho proceso a través de mapas antiguos y contemporáneos.

Los mapas pueden contar mucho más sobre los países de lo que sugieren sus delimitaciones territoriales. Francisco Moreno Fernández, director del Observatorio del Instituto Cervantes en Harvard, por ejemplo, encuentra en ellos indicios de cómo el español ha evolucionado a través de los siglos. Y es que la cultura de una nación y su manera de hablar no pueden separarse, en la mayoría de casos, de su territorio ni de su dinámica social y política. Un curso de verano del Instituto Cervantes inaugurado ayer y que termina esta tarde analiza esas relaciones y transformaciones del idioma con ponencias de expertos como Álex Grijelmo, David Fernández Vítores y el propio Moreno Fernández.

«La historia de la lengua no se encuentra solo en documentos, obras literarias y descripciones lingüísticas, sino también en los mapas. Estos nos invitan a interpretar la actualidad lingüística del español en relación con otras épocas», afirma el dialectólogo. Para ello, presentó varios mapas antiguos y recientes que demuestran su teoría. En uno de ellos, que data de 1846 y en el que aparecen parte de Centro América (Guatemala y México) y el estado de Texas, ya se puede ver que «la zona hispánica histórica es la misma hoy que entonces», pues las rutas comerciales unían dichos territorios. En otro, de 1529 –poco después de la expedición de Magallanes y Elcano, que completó la primera circunnavegación de la Tierra–, ya aparece América con algunas de sus ciudades, como La Habana, pero gran parte de la zona está dibujada sin exactitud, ya que, por entonces, «los perfiles eran imprecisos tanto en términos geográficos como en el plano de las lenguas».

Hasta la política

Moreno Fernández, autor junto a Jaime Otero de «Atlas de la lengua española en el mundo», afirma también que «en el siglo XVIII el español castellano norteño era el que más se hablaba, mientras que, actualmente, las áreas bilingües han crecido mucho demográficamente. Eso ayuda a entender por qué hoy la cuestión de las lenguas está tan presente que ha llegado hasta la agenda política». Además, hizo énfasis en que dividir el español entre el de España y el de América «no tiene ninguna base política ni lingüística, en primer lugar, porque el español de España no existe como unidad, y tampoco el de América». Por ello asegura que el mundo hispánico debe concebirse como un todo en el que nuestro país «ocupa un lugar importante, pero no es el epicentro, sino que forma parte de una red con múltiples puntos de referencia y que basa su fuerza y su futuro en las conexiones entre ellos».